¿Qué tan bien conocemos a Dios?
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“El Espíritu Santo nos permite comportarnos como verdaderos hijos del Padre.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Martes de la Semana de Navidad
Memorial del Santísimo Nombre de Jesús
Enero 3, 2023
Oración para hoy:
Que tu Espíritu, Señor, dé testimonio de ti a través de mis obras, mis pensamientos y mis palabras. Gracias por tu Don derramado en tu Iglesia. Amén.
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Lecturas de hoy:
1 Juan 2, 29 — 3, 6
Salmo 98 (97), 1.3-6
Juan 1, 29-34
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010323.cfm
¿Qué tan bien conocemos a Dios?
¿Por qué algunas personas evitan los pecados que yo tan fácilmente cometo? ¿Por qué algunos de nosotros somos presa de las tentaciones, mientras que otros les dicen no a ellas sin ningún problema?
La primera lectura de hoy nos señala que aquellos que le pertenecen a Dios, basan sus acciones en la rectitud, y aquellos que no lo conocen, eligen el pecado como estilo de vida.
¿Qué tan bien tú y yo conocemos realmente a Dios? Toma en cuenta los pecados que has superado. ¿Cómo dejaste de ser vulnerable a esa tentación en particular? Si te recuerdas bien de ella, lo suficiente como para analizarla, vas a ver qué aprendiste algo de Dios que anuló a la tentación.
Por ejemplo, hace muchos años yo conocí a una líder de un grupo de oración católico, que participaba activamente en la brujería. Dado que ella no me dio la oportunidad de ayudarla a ver el error en que estaba, yo estuve tentada a ahorcarla con su rosario. Cada vez que me encontraba con ella, yo no permanecía con Dios; mis pensamientos no permanecían puros y no me comportaba como una hija engendrada por el Padre.
Entonces en una conferencia Carismática Católica, a la que asistimos las dos, finalmente pude escuchar a Dios recordándome que Él la ama. Y si él la ama, yo también debería, porque un hijo aprende imitando a su progenitor.
Me fui corriendo a confesarme, por la gracia que Dios provee a través de este Sacramento, la ayuda sobrenatural que me conferirá el poder para amarla a ella. El sacerdote me dio una penitencia sencilla, pero sentí que Dios me estaba dando una penitencia adicional: “La próxima vez que la veas, dale un abrazo y dile que la amas” Mi tonta reacción estando de rodillas fue: “¿Qué? ¿Estás loco, Señor?” (Las reacciones tontas de rodillas significan que somos estúpidos, en lugar de estar orando de rodillas.)
A regañadientes, prometí obedecer. Pasé el resto de ese fin de semana buscándola. Por extraño que parezca, nunca la volví a ver. Todo lo que Dios quería, era mi buena voluntad para amarla sin tomar en cuenta sus pecados. Desde esa vez, ha sido mucho más fácil para mí resistir esta misma tentación, no solo con ella, sino que con otros a los que también me es difícil amarlos.
Nosotros nunca vamos a conocer bien a Dios de este lado de la puerta del cielo. Cuando pecamos a pesar de nuestro deseo de ser santos, es porque todavía hay algo que debemos aprender acerca de la bondad de Dios y lo útil que Él quiere ser.
Jesús oró en la cruz, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” Entre más conozcamos como es Dios realmente, más entenderemos lo que es santo y lo que es pecado, y nos sentiremos horrorizados cuando sintamos que estamos pecando. Las tentaciones se volverán impotentes.
En el pasaje del Evangelio de hoy, Juan el Bautista nos describe como llegó a saber que Jesús es el Hijo de Dios. Lo mismo nos sucede. El Espíritu Santo nos da la habilidad para que podamos reconocer a Jesús. El Espíritu Santo nos da poder con el entendimiento para que podamos imitar a Jesús. El Espíritu Santo nos habilita para comportarnos como verdaderos hijos del Padre.
© 2022 por Terry A. Modica
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