La autoridad de Cristo
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“La verdadera oración nos cambia, de modo que nuestra voluntad se alinea con la voluntad de Dios.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Martes de la 1ra. Semana del Tiempo Ordinario
Enero 10, 2023
Oración para hoy:
Señor Jesús: toma autoridad sobre mí, mi historia, mi mente y mi corazón. Purifícame de todo aquello que me aleja de ti. Quiero ser tu servidor. Amén.
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Lecturas de hoy:
Hebreos 2, 5-12
Salmo 8, 2ab. 5-9
Marcos 1, 21-28
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/011023.cfm
La autoridad de Cristo
Muchas escrituras hablan de la autoridad de Jesús. La primera lectura de hoy señala que Dios Padre sometió todas las cosas a Jesús. Es una cita del Salmo responsorial, y la historia del Evangelio nos muestra que la autoridad de Cristo es tan poderosa que el demonio tuvo que salir del hombre, queriendo o no.
¿Supones que la razón por la cual el mal permanece en este mundo — y en tu vida — es porque Dios no tiene suficiente autoridad en la tierra para librarse totalmente de él? ¿Quizás Satanás está a cargo de este mundo y Dios sólo tiene autoridad total en el cielo? En nuestros problemas diarios, en la medida en que las dificultades persisten inexorablemente a pesar de nuestras súplicas por ayuda divina, parece que la voluntad de Dios está siendo dominada por el diablo o por el libre albedrío de las personas que están causando las dificultades.
¡Pero la autoridad de Cristo es superior a todo! Es la autoridad máxima y final. Como le dijo a Pilato, nadie tiene autoridad excepto la permitida por Dios. El peor enemigo que tiene nuestro mundo recibe su autoridad de Dios. Por supuesto, está mal usada pero Dios tiene el poder de retener su aliento vital en cualquier momento y así ponerle fin. Podría haber fulminado a Pilato con un rayo – ¡no podría haberle sacado acaso los calcetines a aquellos que gritaban “crucifícalo!”. Y un plan oculto y mejor habría sido dejado de lado.
La autoridad de Cristo no depende de la conversión de nadie. Fíjate que la gente en este relato del Evangelio preguntó, “¿Qué significa esto?” — un signo claro de que no creían aún que él fuera el Mesías. Y el demonio ciertamente no se convirtió en un ángel bueno; sin embargo obedeció.
Hoy en día hay muchos ejemplos de la autoridad de Jesús. Lo vemos cuando se bautiza a un bebé: incapaz de conocer personalmente a Dios, el niño es, no obstante, afectado por la autoridad divina cuando Jesús limpia al niño del Pecado Original y el Padre lo adopta y el Espíritu Santo llena a esta pequeña persona con dones divinos.
Cada solicitud de ayuda divina es respondida por Dios — ¡cada petición! — con esa misma fuerza de poder y autoridad. Sin embargo cuando oramos, asumimos que tenemos que suplicar a Jesús para que responda. Nos enojamos con la gente que se interpone entre las respuestas a nuestras oraciones. Nos preocupamos de que el Señor no vaya a vencer el mal que nos acosa. ¡Qué forma de orar endeble y sin fe!
En lugar de decirle a Jesús qué tipo de ayuda necesitamos, logramos mucho más si oramos EN su autoridad. Eso significa dejarle decidir a él cómo, cuándo y a través de quién deberían ser respondidas nuestras oraciones.
La oración no cambia a Dios (¡gracias a Dios o seguramente empeoraríamos nuestros propios desastres!). La verdadera oración nos transforma para que nuestra voluntad se alinee con su voluntad y comenzamos a cooperar con su plan oculto y mucho mejor.
Lee más sobre este tema en nuestro PalabrasVivas: “¿Qué nos impide conocer la voluntad de Dios?” en https://buenasnuevascatolicas.org/que-nos-impide-conocer-la-voluntad-de-dios
© 2023 por Terry A. Modica
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