Participando en el sacerdocio santo del sacrificio
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“¿Qué estás dispuesto a abandonar para poder hacer bien las obras de Dios? Muy a menudo, Dios sólo busca nuestra rendición, nuestra voluntad.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Jueves de la 13ra. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de Santa María Goretti, Virgen y Mártir
Julio 6, 2023
Oración para hoy:
Perdóname Señor, por juzgar tan fácilmente los actos de los demás. Que el amor que te movió a hacer andar a los paralíticos, me mueva a mí a amar, desde la comprensión y la misericordia. Amén.
¡ÚNETE A LA ORACIÓN COMUNITARIA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.
Lecturas de hoy:
Génesis 22, 1b-19
Salmo 114, 1-6.8-9
Mateo 9, 1-8
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/070623.cfm
Participando en el sacerdocio santo del sacrificio
La historia en el Evangelio de hoy hace referencia al sacerdocio cristiano que Jesús estaba iniciando. Como nuestro Sumo Sacerdote, él puso de manifiesto la autoridad del sacerdocio para sanar (la Unción de los Enfermos) y perdonar los pecados (la Confesión). Nuestros sacerdotes católicos provienen de una línea ininterrumpida de ordenación que se remonta hasta los Apóstoles, a quienes Jesús dio, en persona, esta autoridad. Esto es lo que les da a los sacerdotes de la Iglesia original (el Catolicismo) la capacidad de hacer que los Sacramentos sean efectivos, reales y milagrosos, sin importar si ellos son hombres santos o pecadores.
En la primera lectura, Abraham prefiguró este sacerdocio. Él ofreció un sacrificio como regalo a Dios en obediencia al llamado que le había sido dado por Dios. Aunque no mató a su hijo, el cuchillo alzado sobre su hijo demostró su voluntad de dejar todo por el Señor y ese fue el verdadero sacrificio. Cuando el sacerdote en la Misa, levanta el pan y el vino (antes de que se conviertan en el cuerpo y sangre de Cristo) sobre el altar, él nos representa a todos los que tenemos la voluntad de dejarlo todo por Dios. Es por esto que el pan y el vino son traídos al altar por miembros de la congregación en vez ser traídos del armario de atrás o de la sacristía.
¿A qué te estás aferrando? ¿Qué es lo que estás dispuesto a renunciar? ¿Qué cosa debería ser sacrificada por ti para hacer la obra de Dios? Muchas veces, Dios sólo busca nuestra entrega, nuestra voluntad. No siempre toma lo que le ofrecemos, como vimos que ocurrió cuando impidió que Abraham matara a Isaac. Dios provee el sacrificio substituto para ayudarnos a partir sin pérdidas.
Cuando sí experimentamos pérdidas, si son ofrecidas a Dios, se convierten en un tiempo para levantarse y caminar hacia adelante, un tiempo de sanación con grandes logros. Adquirimos una intimidad mayor con Dios. El carnero que Dios nos provee se encuentra en el matorral de nuestro dolor espinoso. Descubrimos que el verdadero sacrificio no fue lo que teníamos que abandonar. El verdadero sacrificio es la actitud que conlleva el dejarlo ir. Ganamos mucho a partir de esto, porque el intentar aferrarnos a cualquier cosa que no es Dios mismo, nos retiene y nos impide recibir todo lo que Dios nos quiere dar.
Cada vez que los dones del altar son presentados durante la Misa, mentalmente podemos poner nuestras pérdidas en la canasta del pan y en la jarra del vino. También podemos agregar cualquier cosa que temamos perder, las posesiones materiales a las cuales nos aferramos y las malas actitudes que no queremos cambiar. El sacerdote le ofrecerá todo esto a Dios sobre el altar al decir una oración de sacrificio en representación nuestra.
Antes de ir a misa, siempre deberíamos hacer un examen de conciencia para identificar nuestros pecados veniales (menos importantes) más recientes. (Los pecados mortales obstinados y graves que han estado matando nuestra relación con Dios necesitan de las gracias sanadoras que se proveen en el Sacramento de la Reconciliación). Durante el Rito Penitencial al comienzo de la Misa, deberíamos ofrecer nuestros pecados a Dios y mentalmente dejarlos sobre el altar.
Dios bendice esos sacrificios. Él se complace en nuestra voluntad de abandonar.
Lee más sobre este tema en nuestro PalabrasVivas: “¿Por qué debemos confesarnos si el amor de Dios es incondicional?” en https://buenasnuevascatolicas.org/preguntas-frecuentes/por-que-confesion/
© 2023 por Terry A. Modica
Por favor, ayuda a los demás compartiendo esta página.
¿En qué más podemos servirte hoy? Visita nuestra página inicial.