Cómo ganar las discusiones sin derrotar a los demás

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica


“Jesús no quiere que nadie sea un perdedor.”


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Martes de la 28va. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de San Ignacio, Obispo y Mártir
Octubre 17, 2023

Oración para hoy:

Señor Jesús: une mi corazón y mi mente en verdadera caridad, para que pueda servir a aquel que necesita de lo que soy o de lo que tengo, sin esperar nada a cambio. Amén.

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Lecturas de hoy:

Romanos 1, 16-25
Salmo 18, 2-5
Lucas 11, 37-41
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101723.cfm

Cómo ganar las discusiones sin derrotar a los demás

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús declara que los fariseos están llenos de rapiña y maldad. Algunas traducciones de la biblia se refieren a esto como “rapacidad.” Ser rapaz significa codiciar lo que otros tienen y vivir de la presa. En otras palabras, los fariseos se aprovechaban de otros, saqueando lo que no les pertenecía.

¿Qué estaban saqueando? La causa principal de su énfasis legalista en hacer los rituales apropiados era su avaricia codiciosa por tener la autoridad. El fariseo en la historia de hoy disfrutaba señalando lo que Jesús no hacía bien. Trataba de verse superior a Jesús. Él codiciaba la autoridad de Cristo. Entonces, para ofrecer la cura para su codicia, Jesús le asignó una limosna como penitencia, en caso de que quisiera realmente ser santo.

Jesús condena apasionadamente, cualquier pretensión de autoridad moral enfocada en el “obrar mal” de los demás, porque esto infla el yo, mientras se aprovechan de la autoestima de aquellos que son regañados. La autoestima es esencial para ser capaz de amarse a uno mismo, lo cual es absolutamente necesario para poder amar a los demás incondicionalmente (en vez de ser codependiente).

Cuando discutimos e insistimos en que tenemos la razón y que nuestros oponentes están equivocados, estamos en una batalla de perdedores y ganadores. ¿De veras queremos que la otra persona sea un perdedor? Analiza tus motivos: ¿realmente quieres ganar la discusión para que tu oponente se convierta en perdedor — y así te sientas superior — o es con el afán de ayudarle a él o ella?

Cuando pensamos que necesitamos sentirnos superiores, es porque no podemos asimilar que estemos equivocados, por causa de nuestra propia baja autoestima.

Porque nos preocupamos por los demás es que queremos ayudarlos a entender las verdades que tratamos de explicarles. Sin embargo, esta ayuda nunca se logra al calor de la batalla. Las dos partes se ponen tan a la defensiva que no permiten que entre ninguna idea nueva.

Para finalizar la discusión y llevarla hacia la victoria de Dios, necesitamos separar nuestro objetivo santo que es ayudar, de nuestro objetivo egoísta que es defendernos. Necesitamos trasladar a Jesús el dolor que sentimos para que él nos cure, en lugar de esperar que otras personas nos hagan sentir mejor.

Más tarde, cuando estemos a solas con Jesús, podremos dejar que él nos levante nuestra autoestima mientras nos quejamos con él (y sólo con él) acerca de nuestros problemas. Pero por ahora, debemos deponer nuestras vidas en beneficio de los demás.

Cuando nuestro amor se vuelve más evidente que nuestra necesidad de ganar la discusión, las demás personas se empiezan a sentir seguras con nosotros. Al sentirse seguras, están más dispuestas a escuchar. Y si también se sienten escuchadas, ya no se sentirán amenazadas por nuestras ideas, y entonces escucharán con más atención. Sin embargo, este proceso puede tomar un largo tiempo, así que sé paciente y persistente al transmitir tu amor.

Jesús no desea que nadie sea un perdedor. Aun cuando no estén de acuerdo con nosotros a pesar de que estamos en lo correcto, él quiere que ellos sientan que son llevados al reino victorioso del amor, donde todos somos ganadores.

Lee más sobre este tema en nuestro PalabrasVivas: “¿Amable o Profeta?” en https://buenasnuevascatolicas.org/ministerio-de-los-laicos/amable-o-profeta/

© 2023 por Terry A. Modica

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