Las ventosas fuertes mantienen nuestra fe en su lugar
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“La determinación nos da la fuerza y el coraje necesarios para poner nuestra fe en acción, sin importar los obstáculos.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Miércoles de la 34ta. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 29, 2023
Oración para hoy:
Amado Jesús: dame la gracia de mirarte sólo a Ti, cuando sea fuerte la adversidad. Sostenme con Tu amor para serte fiel, para confiar en Ti y para aprender de quienes nos precedieron en el camino de la santidad. Amén.
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Lecturas de hoy:
Daniel 5, 1-6.13-14.16-17.23-28
Daniel 3, (59b) 62-67
Lucas 21, 12-19
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/112923.cfm
Las ventosas fuertes mantienen nuestra fe en su lugar
¿Qué tan fuerte es tu fe? No la midas por la rapidez con la que tus oraciones son contestadas. Nos equivocamos si asumimos que: “no me llegó la ayuda por la cual oré, porque no tengo suficiente fe. Si hubiese rezado con más fe, Dios me habría dado lo que pedí y todo hubiera salido mejor”. O bien: “no puedo escuchar a Dios, no puedo estar seguro de lo que me dice porque mi fe es débil y por eso mi vida no está yendo tan bien como debiera”.
No, puede que nuestro oído sea débil o que nuestra habilidad de confiar en lo que el Señor está diciendo o haciendo no sea lo suficientemente fuerte, pero la fe no se mide por cuán rápido se resuelven nuestros problemas. La fe se mide, tal como Jesús señala en la lectura del Evangelio de hoy, por nuestra perseverancia.
Unos años atrás, Dios me demostró esta lección mediante una lagartija. Mientras estaba manejando hacia la oficina, un pequeño lagarto se subió a la ventanilla del lado del pasajero, aferrándose para no perder la vida. Probablemente había venido de mi patio, pero ahora estaba de camino a un lugar al cual jamás había ido. Mientras viajábamos por la autopista, el viento bien podría haberlo hecho volar y se habría caído y habría sido aplastado por el tránsito. “Aguanta, pequeño lagarto”, le dije, recordando que Dios me ha dicho lo mismo (más o menos) muchas veces.
Su cabeza y su cola comenzaron a sucumbir a la fuerza del viento, pero la lagartija insistió en aferrarse al vidrio con sus dedos llenos de ventosas. “¡No trates de encontrarle una salida a este lío!” le dije, sabiendo que sólo levantar un dedo podría ser desastroso.
¿Qué estás dispuesto a aguantar por el bien del Reino de Dios? ¿Puedes aguantar un poco más y perseverar confiando en la fuerza de Jesús cuando no te sientes lo suficientemente fuerte como para continuar con el viaje?
Dios me ha dado buenas noticias para compartir contigo: la lagartija llegó sana y salva a nuestro destino, el cual se convirtió en su nuevo hogar. Dios quiere que sepas que tú también llegarás sano y salvo a donde sea que te esté llevando, si sólo te aferras a él.
Te está llevando en una misión – su misión. ¿Cuánta persecución estás dispuesto a aguantarte por tu fe? ¿Estás dispuesto a arriesgarte a perder tu trabajo cuando se te pide hacer algo poco ético? ¿Cuánta aflicción por parte de tu familia estás dispuesto a tolerar (sin tomar represalias) cuando te critican por ir a Misa durante una reunión familiar? ¿Cuán enamorado estás de Jesús en la Eucaristía cuando estás tentado de irte de la Iglesia porque los sacerdotes u otros líderes de la Iglesia no son los siervos de Cristo que esperas que sean?
Si permitimos que los momentos difíciles, las injusticias y las persecuciones nos hagan perder nuestras fuerzas, hemos entregado nuestras vidas al control de los vientos mundanos que soplan. Una fe fuerte implica una resolución de ser santos y de continuar la misión de Cristo sin importar las reacciones de los demás ni las circunstancias que nos rodean. La determinación nos da la resistencia y el coraje para poner nuestra fe en acción, sin importar los obstáculos.
Una fe fuerte va más allá de la razón, más allá del sentido común, más allá de la comodidad, más allá de la sabiduría del mundo, más allá del instinto natural de vengarnos por las injusticias o de darnos por vencidos. Y este es el tipo de fe que nos da la paz, aun cuando estamos esperando que nuestras oraciones hagan una diferencia.
Si tu fe no es así de fuerte, vuélvete al Espíritu Santo y haz de él tu aliado más cercano y tu sostén. Pídele perseverancia sobrenatural. La fe es un don del Espíritu Santo (ver 1 Cor 12, 9). Ya que el Espíritu de Dios vive adentro de nosotros, tenemos toda la fe que tuvo Jesús. Bien ¡esa es una ventosa bastante poderosa para nuestros pequeños dedos de los pies!
Para más sobre este tema, medita con nuestro PalabrasVivas llamado: “Testimonio de Patrick Campbell – ‘Quiero ser Batman’” en https://buenasnuevascatolicas.org/ministerio-de-los-laicos/ministerio-testimonio-de-patrick-campbell/.
© 2023 por Terry A. Modica
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