Lidiando con los celos de los demás
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Jesús te ha convocado. Este gran Rey está de tu lado.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Viernes de la 2da. Semana del Tiempo Ordinario
Enero 19, 2024
Oración para hoy:
Tú me has elegido, Señor y respetas mi libertad. Que nunca te defraude y sea un discípulo fiel al amor que Tú me has regalado. Amén.
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Lecturas de hoy:
1 Samuel 24, 3-21
Salmo 56, 2.3-4.6.11
Marcos 3, 13-19
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/011924.cfm
Lidiando con los celos de los demás
¿Ha estado celoso alguien de tu relación con Dios? Tal vez alguien piensa que Jesús está tomando demasiado de tu tiempo. Tal vez has sido criticado por estar contra el aborto o por tomar alguna otra posición moral, porque tus perseguidores no quieren enfrentar la verdad, mientras sus conciencias, en lo profundo, reconocen que estás en lo correcto. Tal vez ellos se sienten inferiores a ti o condenados por tu fe.
Esto es lo que sucedió a David. La determinación de Saúl de matar a David había surgido de un semillero de celos que creció fuera de control, debido a la popularidad de David. Y, sin embargo, David nunca dejó de amarlo. Tal santidad sólo irritó más Saúl.
Los celos hacen que todo se vea torcido y deformado. Si Saúl no hubiera sido celoso, podría haber visto la amistad y la fidelidad de David. Podría haberse beneficiado de su servicio por muchos buenos años pero, en lugar de ello, le empujó lejos.
¿Quién te ha estado alejando? Están haciendo esto porque se sienten amenazados por ti, así como Saúl había imaginado que David estaba amenazando su posición que le correspondía como rey. Los celos hacen que la gente se torne temerosa de nosotros tomando una parte de la verdad y concluyendo algo que no es. En el caso de David, él era ciertamente la elección de Dios para ser el segundo rey de Israel, pero no por deponer al primer rey de su trono como sospechaba Saúl.
Cuando no podemos convencer a los demás de nuestras buenas intenciones y lograr su confianza en nosotros, tenemos que poner nuestra confianza en Dios, como David lo hizo en la primera lectura de hoy. Tenemos que amar a nuestros enemigos y hacer el bien, tenemos que perdonarlos por los problemas que causan, y tenemos que esperar el momento perfecto de Dios para que nuestra reputación–y tal vez nuestra relación– sea restaurada. Sé cuán dolorosa puede ser una larga espera, pero el plan de Dios nunca será desviado por nadie permanentemente.
La peor parte de la espera es causada por nuestra propia cerrazón: basamos nuestra felicidad en cómo otras personas nos tratan. Y nos vemos a través de sus ojos en lugar de los de Dios. Si te encuentras presa de la visión distorsionada de tu perseguidor y empiezas a dudar de tu bondad, recuerda que Jesús te ha convocado como lo hizo con los primeros apóstoles en el Evangelio de hoy. Este gran rey está de tu lado. Cualquiera que no esté del lado de él, tiene buenas razones para estar celoso/a de ti.
Sigue amando a tus enemigos. David fue amable con Saúl incluso durante los ataques contra él, incluso durante los muchos años de escape, incluso cuando tuvo oportunidad de matar a Saúl y poner fin a las persecuciones. A menudo, tenemos que apartarnos de aquellos que nos lastiman, como lo hizo David, pero nunca debemos dejar de amarlos. Dios nos honra, como lo hizo con David y, finalmente, mucho bien resultará de nuestras experiencias.
Para más sobre este tema, lee nuestro PalabrasVivas: “Claves para la Verdadera Alegría” en https://buenasnuevascatolicas.org/crecimiento-espiritual/crecimiento-espiritual-claves-verdadera-alegria/.
© 2024 por Terry A. Modica
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