El amor detrás de los rituales
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Que el amor reine en todos nuestros ritos.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Martes de la 5ta. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de San Pablo Miki, presbítero y mártir, y compañeros, mártires
Febrero 6, 2024
Oración para hoy:
Líbrame Señor de todo aquello que, siendo bueno en sus apariencias, me aleja de la verdadera caridad y misericordia. Amén.
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Lecturas de hoy:
1 Reyes 8, 22-23.27-30
Salmo 83, 2-5 y 10-11
Marcos 7, 1-13
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/020624.cfm
El amor detrás de los rituales
¡Oh, qué bendición recibimos cuando los ritos son cambiados o quitados, porque nos hace analizar por qué estábamos cumpliendo con ellos en primer lugar!
Fíjate, por ejemplo, lo que sucede cuando a una parroquia que se había arrodillado durante la Consagración de la Eucaristía, le dice el pastor, que deberán permanecer de pie de ahora en adelante. Generalmente hay un rumor. ¿Por qué?
Estar de pie es una postura oficial de respeto. Por eso es por lo que nos quedamos de pie durante la lectura del Evangelio. Teológicamente, significa que somos un pueblo Pascual; el Señor ha conquistado al pecado y la muerte y, ahora, vivimos en su gloria resucitada. Entonces ¿porqué, testarudamente, nos rehusamos a aceptar el cambio desde la postura de arrodillados a la de parados?
Personalmente, preferiría arrodillarme. Me recuerda ser humilde. Bueno, ¿no puedo ser humilde sin hacerlo? Francamente, Jesús merece el máximo respeto que podamos mostrar, lo cual significa que debería postrarme en el suelo, excepto que no quiero atraer la atención sobre mí misma y quitarla de Jesús.
Lamentablemente, hay muchos católicos que se arrodillan porque todos están arrodillados, no por reverencia genuina del corazón hacia Cristo. Para ellos es, simplemente, una tradición humana. Jesús nos dice en la lectura del Evangelio de hoy: “Esta gente me alaba con sus labios, pero su corazón está lejos de mí. Son vacías las reverencias que me hacen.”
Cada gesto ritual y cada postura del cuerpo durante la Misa debería transformarnos. Hacer la señal de la cruz, debería ponernos más en contacto con el Señor que murió en la cruz por nosotros. Bendecirnos con el agua bendita, debería renovar nuestra conexión bautismal con Dios y apartarnos de la mundanidad que hay fuera de la iglesia. Orar el “Padre Nuestro” debería unirnos con las personas a nuestro lado.
“Descartar los mandamientos de Dios y aferrarse a las tradiciones humanas” sucede cada vez que consideramos a los ritos como más importantes que una persona. En la jerarquía de las leyes de la Iglesia, las reglas que prescriben la mayoría de los ritos, siempre han podido ser “tradiciones humanas” posibles de ser cambiadas, diseñadas para llevar al corazón a la práctica de la fe; son de menor importancia que las inquebrantables leyes de la fe y la moral que prescriben como tratarse mutuamente.
La pregunta de base es: ¿Cuáles son mis motivos para practicar — o dejar de practicar — un rito? ¿Aumentará mi humildad? ¿Mejorará mi relación con Dios y con la comunidad? ¿Brota de mi corazón o mi corazón está lejos de Dios en ese momento?
¡Que el amor regule nuestros ritos y que nuestras acciones nunca sean tradiciones vacías!
© 2024 por Terry A. Modica
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