Cómo permanecer firmes en la fe

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica


“Pide a Dios sabiduría y él responderá enseñándonos cómo soportar nuestras pruebas.”


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Lunes de la 6ta. Semana del Tiempo Ordinario
Febrero 12, 2024

Oración para hoy:

Fortalece mi fe, Señor. Haz que crea en ti, más allá de mis criterios o pensamientos. Que tu Palabra sea mi guía, mi fortaleza y mi consuelo. Amén.

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Lecturas de hoy:

Santiago 1, 1-11
Salmo 119 (118), 67-68.71-72.75-77a
Marcos 8, 11-13
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/021224.cfm

Cómo permanecer firmes en la fe

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La primera lectura de hoy es un buen resumen de cómo manejar la adversidad como cristiano. La advertencia sobre el peligro de la duda es muy importante: “Pide con fe, sin dudar, pues el que duda se parece a las olas del mar, que van y vienen, agitadas por el viento.” Esas olas son tan erráticas que te van a empantanar. Es el tipo de agua donde empezó a caminar Pedro y después se hundió.

Cuando dudamos del amor de Dios o de su deseo de intervenir en nuestras pruebas, tenemos doble mentalidad. Creemos, pero no creemos, confiamos, no confiamos, tenemos esperanza, no tenemos esperanza. Tener dos mentalidades nos hace muy inestables y pronto caeremos. No tenemos que suponer que vamos a recibir algo del Señor; ¡aunque nos lo de, no nos daremos cuenta! Todo lo que vemos son las olas.

¿Qué es lo que desafía la firmeza de tu fe? ¿Qué es lo que te sacude como el oleaje y te arrastra como el viento?

Probablemente tu respuesta sea igual a la mía: la gente. Sí, esas personas que parece que están frente a ti solo para minar tu gozo, esas personas que son difíciles de tratar, esas personas que nos critican o nos ridiculizan y esas personas que están en el camino de la destrucción y que nos preocupan y que las queremos ayudar pero que no se detendrán para buscar la sanación y la paz de Dios.

Esas personas son las causantes de las múltiples pruebas a las que nos enfrentamos – desafían nuestra paciencia, nuestra habilidad para amar incondicionalmente, nuestra rapidez para perdonar, nuestra perseverancia, nuestra esperanza, etc. En otras palabras, desafían la firmeza de nuestra fe. Entre más vulnerables seamos a esos desafíos, con más facilidad nuestra fe será zarandeada por las dudas y otras fuerzas destructivas.

Sin embargo, ¿son realmente culpables estas personas? No, sólo nos podemos culpar nosotros, porque es nuestra responsabilidad la forma en como reaccionamos a las pruebas. Los demás pueden limitar los posibles resultados de estas pruebas, pero no debemos permitirles que controlen nuestra fe o nuestro estado de ánimo. La manera en que respondemos es siempre nuestra elección, y si fallamos en tener el control de ella, permitiremos que los demás nos zarandeen como el viento lo hace con las olas del mar, y permitiremos que su conducta nos haga dudar de la bondad de Dios, de su amor y de su deseo de ayudarnos.

Santiago dice que nos debemos sentir dichosos por las pruebas. Esta dicha aparentemente imposible, proviene de saber que nadie puede controlar nuestra fe, sino nosotros mismos; sólo nosotros y Dios tenemos acceso a ella.

Como nos lo recuerda Santiago, tenemos que pedirle a Dios la sabiduría, y él nos va a enseñar cómo soportar las pruebas. ¡Esa no es una mala manera de vivir! Mientras elijamos creer en él y actuar conforme a su sabiduría, en lugar de reaccionar ante los conflictivos, disfrutaremos de una fe firme que calmará las aguas incluso cuando la tormenta continúe rugiendo.

© 2024 por Terry A. Modica

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