La santidad del remordimiento
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Estar alertas y arrepentidos por cómo hemos herido a los demás requiere humildad y confianza en uno mismo.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Miércoles de la 1ra. Semana de Cuaresma
Memorial de San Pedro Damián, Obispo y Doctor de la Iglesia
Febrero 21, 2024
Oración para hoy:
Señor: dame la gracia de estar atento a tus señales y a tu voz. No permitas que endurezca mi corazón a las mociones de tu Santo Espíritu. Amén.
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Lecturas de hoy:
Jonás 3, 1-10
Salmo 50, 3-4.12-13.18-19
Lucas 11, 29-32
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/022124.cfm
La santidad del remordimiento
Un corazón roto y humillado,
Oh Dios, tú no lo desprecias…
Lávame completamente de mi culpa
y de mi pecado límpiame (Salmo 51).
Leemos en la primera lectura de hoy, que la gente de Nínive dio una mirada honesta a su pecado y se arrepintió. Pero, ¿se arrepintieron únicamente para evitar el castigo de Dios? ¿O realmente sintieron remordimiento?
Cuando buscamos perdón sólo porque nos sentimos culpables, sentimos remordimiento por razones egoístas. Nos estamos protegiendo del castigo de Dios y la desaprobación de los demás. El foco central de nuestro remordimiento es nosotros mismos.
Por otro lado, cuando nos arrepentimos, es porque nos preocupamos por nuestra relación con Dios y nos preocupamos por aquellos que han sido afectados por nuestro pecado. Estamos alarmados por el daño que hemos causado. Lo que más nos importa es que otros están sufriendo. Sentimos profundo pesar porque alguien está sufriendo por lo que hemos hecho.
En Nínive, el rey decretó que todo el mundo debía “volverse de su mal camino.” No dijo que debían dejar de hacer el mal. Volverse del mal camino significa moverse en una nueva dirección: la dirección de la bondad y santidad. Significa cambiar nuestra manera de manejar situaciones. Significa modificar la manera en que tratamos a los demás.
Dios apreció las acciones y las actitudes de los ninivitas cuando se volvieron de sus malas obras. El verdadero arrepentimiento es una actitud que nos lleva a tomar medidas. El verdadero arrepentimiento nos motiva a dar amor a los demás como una expiación por los momentos en que nos comportamos sin amor. El arrepentimiento verdadero nos hace hacer el bien a los que hemos tratado mal, porque deseamos proporcionar sanación donde nosotros hemos causado daño y división.
Estar alertas y arrepentidos por cómo hemos herido a los demás requiere humildad y confianza en uno mismo. En lugar de auto-protegerse preocupándose por la vergüenza, podemos permitirnos sentir el dolor de lo que hemos hecho a otros, sabiendo que Dios se preocupa por nosotros aunque seamos pecadores. Esto nos da la libertad para convertir la culpa en el gozo de la transformación y la mayor santidad. Si realmente nos preocupamos por los demás, nos sentimos bien por ser así de humildes.
El verdadero arrepentimiento no surge fácilmente. Tenemos que confiar en la ayuda de Dios. Cada vez que nos ponemos en contacto con el dolor que hemos causado a otros, debemos pedirle a Jesús que multiplique nuestra preocupación por ellos. Él honrará esta oración con grandes bendiciones. Esta es la “señal de Jonás” a que se refiere Jesús en la lectura del Evangelio de hoy. Cuando morimos en humildad en el vientre de nuestras circunstancias que se parecen a la ballena, o en nuestra cruz de arrepentimiento, Dios Padre nos resucita a una vida más Santa, más saludable y más llena de alegría.
Lee más sobre este tema en nuestro PalabrasVivas: “Ganando la carrera contra el pecado” en https://buenasnuevascatolicas.org/lidiando-con-el-terror-y-el-mal/ganando-carrera-contra-el-pecado.
© 2024 por Terry A. Modica
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