¿Terrenal o celestial?

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

¿Cuánto Espíritu Santo deseas?


Cuando nuestros espíritus anhelan únicamente lo que es celestial es porque estamos plenamente vivos en el Espíritu Santo.


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Jueves de la 2da. Semana de Pascua
Memorial de San Estanislao, obispo y mártir
Abril 11, 2024

Oración para hoy:

Espíritu Santo, te pido me perdones por las veces que te contristé al desobedecer tus mociones y mandamientos. Ayúdame a crecer en mi relación contigo. Dame la gracia de la obediencia. Amén.

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Lecturas de hoy:

Hechos 5, 27-33
Salmo 33, 2.9.17-20 (con 7a)
Juan 3, 31-36
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041124.cfm

¿Terrenal o celestial?

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En la primera lectura de hoy, Pedro y los Apóstoles declaran que el Espíritu Santo da testimonio de la verdad acerca de Jesús. Luego, realmente comienzan a agitar las cosas, enfureciendo a los sacerdotes y fariseos desobedientes, proclamando audazmente que el Espíritu Santo sólo se da a aquellos que obedecen a Dios.

Dañamos nuestra relación con el Espíritu Santo cada vez que hacemos caso omiso de la verdad. Cuando yo era niña, Jesús era mi mejor amigo y el Padre era la máxima autoridad en mi vida, pero yo pensaba que el Espíritu Santo era sólo una imagen fantasmal e impersonal de Dios. Quería experimentar el poder milagroso de Dios que había leído en historias de la Biblia pero como no entendía el papel del Espíritu Santo desobedecí a Dios buscando su poder en el único lugar que quedaba por explorar: el ocultismo.

Siete años de esta práctica destruyeron totalmente mi relación con Dios; mi alma eterna estuvo en grave peligro. Me arrepentí de esta situación cuando finalmente me encontré con el Espíritu Santo. El hecho de que pueda escribir estas Reflexiones de las Buenas Nuevas y así tocar la vida de tantas personas desconocidas con las palabras correctas, en el momento justo, da testimonio de esto.

El Evangelio de hoy habla de las consecuencias de la desobediencia: “El que desobedezca al Hijo no verá la vida.” En el Credo, proclamamos que el Espíritu Santo es el “Dador de Vida”, no tenemos la vida sobrenatural y eterna del Espíritu de Dios porque nos mantenemos en un estado de desobediencia.

En realidad, no queremos ser desobedientes, nosotros deseamos estar “por encima de todo” lo que es terrenal, pero jugamos en nuestras conciencias y pretendemos que la desobediencia no importa, o que no es realmente desobediencia. No es nuestra intención desobedecer a Dios, pero elegimos la desobediencia porque la obediencia parece más desagradable, como si no fuera buena para nosotros.

Obedecer en aras de evitar el castigo no es verdadera obediencia. Es un juego de niños, destinado a protegernos porque somos demasiado inmaduros para entender el amor detrás de los mandamientos que Dios nos ha dado en las Escrituras y en las enseñanzas de la Iglesia Católica. Sin embargo, estamos llamados a vivir como cristianos maduros y totalmente caritativos.

Si somos lujuriosos, por ejemplo, y “obedecemos” a Dios al negarnos a mirar a alguien con lujuria, pero mantenemos la lujuria en nuestros corazones estamos desconectados del Espíritu de Dios. La verdadera obediencia implica que nuestros corazones están tan fuertemente adheridos al Amor que viene de arriba, que esta adhesión nos mueve a rechazar el sentimiento de deseo (o lo que sea que nos está tentando).

Cuando nuestros espíritus ansían solamente lo que es celestial, estamos completamente vivos en el Espíritu Santo.

Jesús dice que él “no raciona su don del Espíritu”, toda su propia santidad está totalmente disponible para nosotros, cuánto recibimos depende de nosotros. Cuanto más nos disgusta lo que no es de Dios, el poder sagrado de Dios llena con mayor libertad nuestras vidas y entre más tenemos su santidad más nos disgusta lo que no es santo.

© 2024 por Terry A. Modica

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