“Soy yo, no tengan miedo.”
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Y comenzaron a tener temor. Pero él les dijo: ‘Soy yo. No teman.'” (Juan 6, 19-20)
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Sábado de la Segunda Semana de Pascua
Abril 13, 2024
Lecturas de hoy:
Hechos 6, 1-7
Salmo 32, 1-2.4-5.18-19
Juan 6, 16-21
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041324.cfm
“Soy yo, no tengan miedo.”
Por Graciela Ramos, Subdirectora
En la lectura del Evangelio del sábado, los apóstoles se embarcan en un trayecto simple, de una orilla a la otra, pero Jesús se demora y los discípulos parten. Ya estaba oscuro y ellos estaban luchando con el fuerte oleaje causado por el viento intenso. En medio de esta dificultad, Jesús pone el toque peor a la situación asustándolos al acercarse caminando sobre el agua.
“No teman, soy yo”, les dijo cuando vio que tenían miedo.
Cuando estamos luchando con algunos problemas en nuestra vida, con qué frecuencia suceden cosas imprevistas que nos obligan a decir: “¿¡Y ahora esto!?” Ese “esto”, como surge después, generalmente está disparando nuestros temores. Y Jesús nos dice: “No temas, soy yo, estoy aquí.”
Años atrás, mi esposo, mis cuatro hijos y yo, estábamos viviendo en un pueblo donde Dios era rechazado. Un lugar donde se celebrara una sola Misa, los domingos (y no siempre, con frecuencia pasábamos hasta dos semanas sin Hostias consagradas) y nada que estuviera relacionado con el cristianismo (Católico o Evangélico) prosperaba. Por lo tanto, los Sacramentos casi no existían y mi familia los anhelaba mucho.
Mis hijos gemelos (en ese momento de 12 años) estaban recibiendo acoso en la escuela. Sufrían al punto de que, uno de ellos, estaba asistido por un psicólogo, y el otro se rehusaba a regresar a la escuela después de haber escapado ya que temía el ambiente hostil.
No sabíamos qué hacer. Oramos, preguntándole al Señor, pero no escuchamos nada. Repentinamente, uno de mis gemelos, se lastimó un pie y terminó con osteomielitis, ¡hospitalizado en una ciudad cercana! Cuando lo llevamos al cirujano, nos enteramos que esa herida había empeorado y, en ese momento, su vida podía estar en peligro.
” ¡Y ahora esto!”
¡Incluso más! Habíamos planeado unas vacaciones que tuvimos que suspender y tuvimos que pasar Navidad en el hospital, celebrando como podíamos (por supuesto que Jesús claro que estaba allí).
Luego de mucha oración, la unción de los enfermos y 15 días de hospitalización, mi hijo se recuperó y regresamos a casa (no quedó nada de la infección). “¿Por qué, Señor, permitiste esa situación?”
Siempre hay un “por qué” y Jesús está justo allí, en medio de ella, diciendo: “Estoy aquí, no teman.” El temor trata de responder esa pregunta del “por qué” — más rápido de lo que escuchamos a Dios. Por eso debemos pasar tiempo escuchando lo que Dios está diciendo, corrigiendo, confirmando o enseñándonos.
La respuesta a mi “por qué” era simple: el Señor nos había advertido que la vida (espiritual y física) de nuestros hijos y la nuestra, estaba en peligro en ese pueblo donde Dios era estrictamente rechazado, y otros espíritus, no del Reino de los Cielos, reinaban. Por lo que mi esposo y yo tomamos la determinación de mudarnos a otro lugar. Mantuvimos nuestros ojos en Jesús mientras nos guiaba, lentamente, hacia la ciudad donde encontraríamos nuestro próximo hogar.
¡Qué gran sorpresa nos llevamos! En nuestra nueva parroquia, el Santísimo Sacramento estaba expuesto durante las 24 horas del día. La vida cristiana florecía abundantemente. Y desde entonces mi familia recuperó la alegría y la paz.
Gracias Señor por el “No teman, soy yo.” Eres tú llamando nuestra atención para darnos Tu paz y gozo.
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