El fuego del don de Dios
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Dios nos dio todo lo necesario para cumplir los propósitos para los cuales nos creó.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Miércoles de la 9na. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de San Bonifacio, Obispo y Mártir
Junio 5, 2024
Oración para hoy:
Señor Jesús, deseo ardientemente permanecer unido a ti. Dame la gracia de perseverar en las pruebas para dar los buenos frutos que el Padre espera de mí cada día. Amén.
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Lecturas de hoy:
2 Timoteo 1, 1-3.6-12
Salmo 122, 1b-2
Marcos 12, 18-27
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/060524.cfm
El fuego del don de Dios
En la primera lectura de hoy, San Pablo le dice a Timoteo: “Por eso te recuerdo que avives el don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos.”
Cuando el obispo te impuso sus manos durante el Sacramento de la Confirmación, ¿qué don de Dios recibiste? La respuesta no es simplemente “el Espíritu Santo”, porque ya lo recibiste en tu bautismo.
La Confirmación te envió a trabajar con el Espíritu Santo en tu apostolado, continuando la misión de Cristo para que tú seas la presencia de Cristo en el mundo de hoy.
¿Has convertido este llamado en un ardiente deseo?
La Confirmación es que el obispo confirma que tu bautismo fue válido y que te dio todo lo de Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Es el sacramento por medio del cual Dios se hace completamente presente para tu apostolado y a través del cual tú eliges estar totalmente presente en Dios (bueno, eso es lo que se supone que hagamos; lamentablemente, esta teología es raramente captada en el día de la Confirmación).
Es la confirmación de que tenemos el poder, amor y control de nosotros mismos por parte de Dios mismo, de modo que podamos vivir vidas santas y trabajar satisfactoriamente para su reino. Es el sacramento de iniciación que inflama los dones que recibimos durante el bautismo.
De este modo, podemos soportar las dificultades que surgen al vivir y enseñar las verdades del Evangelio, podemos soportar todas las pruebas con la fuerza sobrenatural que proviene de Dios. No hay razón para temer al desastre, ni para estar abrumado por el mal, ni para preocuparnos de que nuestros esfuerzos para servir a Dios puedan fallar. San Pío de Pietrelcina les decía a las personas: “¡Reza, espera y no te preocupes!”
Dios nos dio todo lo necesario para cumplir los propósitos para los cuales nos creó. Si hay alguna falla, algún pecado, falta de actividad, es porque no hemos avivado la llama del Espíritu Santo dentro de nosotros.
Nosotros avivamos la flama al alimentar de forma continua nuestras almas con el alimento de la escritura, compartiendo con amigos centrados en Cristo, aceptando las enseñanzas de la Iglesia y participando en eventos formativos de la fe. La flama se aviva más brillante y ardientemente por las frustraciones que nos impulsan a levantarnos, a salir y hacer la diferencia en la Iglesia y en el mundo.
Dios tiene una tarea especial para ti. Tal vez ya la estás haciendo o tal vez ya la tengas clara pero no sabes cómo lograrla. Tal vez estás todavía tratando de hallar la visión, o probablemente sientas que no estás preparado. Concéntrate en avivar el fuego de todas las formas posibles, a medida que tu llama se haga más brillante, el llamado y la manera de llevarlo a cabo se hará más claro.
Y recuerda: Dios siempre nos capacita para hacer todo lo que él nos pide.
© 2024 por Terry A. Modica
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