Aferrándose a la verdad

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

La verdadera fe se demuestra


“Nuestra fe verdadera se revela cuando perseveramos en la verdad.”


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Jueves de la 9na. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de San Norberto, Obispo
Junio 6, 2024

Oración para hoy:

Amado Padre: haz que arraigue en mi corazón el deseo de amarte y dar amor sin condiciones, como Tu hijo Jesús nos amó sin medida, hasta el fin. Amén.

SaintsCitas de Santos:
gnm-es.org/SaintQuotes/

Lecturas de hoy:

2 Timoteo 2, 8-15
Salmo 25 (24), 4-5ab.8-10.14
Marcos 12, 28-34
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/060624.cfm

Aferrándose a la verdad

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¿Qué es la verdad? Esa es la pregunta que Pilatos le hizo a Jesús, y es la pregunta que se nos hace a ti y a mí (implícita o abiertamente) cada vez que hablamos sobre la verdad y alguien no quiere creer en ella.

En la primera lectura de hoy, aprendemos que somos aceptados por Dios si compartimos con los demás la palabra de verdad, sin desviación ni compromiso. Nuestra fe verdadera se revela cuando perseveramos en la verdad – no sólo con nuestros labios sino con nuestras vidas, aun cuando sea inconveniente o impopular y nos cause dificultades.

Si nos aferramos a la verdad sin importar nada, nosotros permanecemos en Dios. Es nuestra protección para no alejarnos de Cristo y no alcanzar el cielo.

El fundador de la Sociedad Misionera de San Pablo, Siervo de Dios Padre Isaac Hecker, lo explicó de esta forma: “La mente humana fue hecha por el Creador para la verdad y, en ausencia de la verdad, deja de vivir. Cuando se niega a la verdad es porque, o bien ha sido distorsionada para que parezca mentira, o porque es vista a través de un medio distorsionado. Para el intelecto no tiene sentido rechazar la verdad — excepto si comete un crimen en contra de ella. No es en la búsqueda de la verdad, sino en la tranquila posesión de la verdad y la apropiación de ella por la contemplación, que el hombre encuentra su gozo más completo y puro. (The Church and the Age, 94-95, publicado en 1887)

Jesús es el camino, la verdad y la vida. Si negamos cualquier verdad, lo negamos a él y, si le rechazamos completamente, él niega conocernos, porque ya no nos reconoce, porque nos vemos como Satanás, el Padre de la Mentira y no como nuestro Padre Celestial. Nosotros fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, y en nuestro bautismo fuimos purificados de la marca del Pecado Original que nos desfigura y volvimos a nuestra semejanza de Dios. Pero cualquiera que deliberadamente se aleje de la verdad sobre Jesús, perderá esa semejanza.

Cada vez que somos infieles a la verdad, viviendo como si los caminos de Cristo no fueran buenos y no fueran aquellos a los que nos llevan las enseñanzas de la Iglesia, nos comportamos como si Dios no fuera real o no le importáramos, entonces nos alejamos de la verdad y de Jesús que es la Verdad. Los pecados veniales son pequeños desvíos; no miramos a Cristo, pero no nos alejamos de él. Los pecados mortales nos apartan del amor de Dios y de la salvación de Cristo, matando nuestras almas eternas.

Sin embargo, sin importar cuánto nos desviemos, ni qué tan infieles a la verdad nos volvamos, Jesús permanece fiel a nosotros. Él aguarda, espera y sueña con nuestro retorno. Él se para frente a nosotros tratando de captar nuestra atención. Se convierte en una piedra de tropiezo para que tropecemos, caigamos y nos demos cuenta que necesitamos ayuda para levantarnos y seguir en la dirección correcta. ¿Estás preocupado por un ser querido que ha dejado de asistir a la iglesia? Recuerda que Jesús está haciendo algo al respecto.

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús define la verdad en términos simples: Amor – amor por Dios, amarle a él primero y por sobre todo lo demás y amar a los demás tanto como a nosotros mismos, preocupándonos por sus necesidades como si fueran nuestras. Toda verdad está enraizada en el amor.

Cuando fallamos al amar, profanamos la verdad. Profanamos a Jesús. Y, no obstante, él permanece fiel a nuestro lado, esperando que reconozcamos nuestro pecado y nos volvamos a él para sanarnos y reconciliarnos.

ORACIÓN:

Dios Padre, quiero amar a todos incondicionalmente como Jesús los ama, en la manera en que Jesús me ha dado su amor. Señor Jesús, Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Haz que la verdad sea obvia para mí. Espíritu Santo, dame un mejor entendimiento de la verdad y ayúdame a humillarme por amor a los demás. Ayúdame a servirlos en la manera en que Jesús quiere servirlos a través de mí, para que la verdad de la salvación se extienda a los demás. ¡Amén!

© 2024 por Terry A. Modica

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