Rechazado, malinterpretado, no creído

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

¿Rechazado? ¿Malinterpretado?


“Debemos hacer saber que la conversión es importante, si no, estaremos pecando contra Cristo y contra aquellos que necesitan saber más de él.”


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

14to. Domingo del Tiempo Ordinario
Julio 7, 2024

Oración para hoy:

Haz Señor, que aprenda a discernir el terreno donde tú quieres que siembre tu palabra. Haz que te reconozca allí donde estés y en el más humilde hermano. Haz que siempre me maraville al contemplar tu obrar en lo milagroso y en lo cotidiano. Amén.

ORACIÓN¡ÚNETE A LA ORACIÓN COMUNITARIA!

BuenasNuevasCatolicas.org/santos-diarios

Lecturas de hoy:

Ezequiel 2, 2-5
Salmo 122, 1-4
2 Corintios 12, 7-10
Marcos 6, 1-6
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/070724.cfm

Rechazado, malinterpretado, no creído

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¿Qué tormenta hay en tu vida en este momento? ¿De dónde vino? Te has preguntado: “¿por qué yo?”

Algunas tormentas ocurren porque vivimos en un mundo con mal tiempo y, sin importar lo que hagamos, no podemos evadir la agitación. Esas son oportunidades para fortalecernos en la fe aprovechando para aprender de los problemas. Gracias a ellos nos volvemos más humildes, nos sentimos más dependientes de Dios y, por ende, nos acercamos más a él. Luego podemos ayudar a que los demás sobrelleven sus propias tormentas más efectivamente. (Nuestros sufrimientos no tienen sentido si no los convertimos en ministerios para los demás.)

Algunas tormentas parecen castigos de Dios, sobre todo cuando sabemos que nos los merecemos. Nos lanzamos hacia el camino de un huracán al pecar o al tomar malas decisiones y, aunque estas tormentas deberían darnos ganas de gatear hacia el regazo del Padre en busca de seguridad, si nos sentimos culpables podríamos verlas como motivos para temer a Dios y hasta enojarnos con él.

Un ejemplo de tal tormenta son los sufrimientos causados al soportar un empleo miserable porque no hemos hecho suficiente esfuerzo para encontrar otro trabajo con la ayuda de Dios. Otro ejemplo es sufrir por las divisiones causadas en una relación importante, por no haber hecho el esfuerzo de examinar y lidiar con nuestras propias faltas.

Dios, por su tremendo amor por nosotros, jamás desea que seamos castigados de por vida. Nos envía cantidades de advertencias y, luego, si nos metemos en líos de todas formas, Jesús nos vuelve a llamar. Él está ansioso por calmar nuestras tormentas y lo puede hacer. Las tormentas sólo son interrupciones en los cielos pacíficos del amor de Dios.

Aunque es cierto que merecemos ser castigados por nuestros pecados, Jesús cargó sobre su propio cuerpo la ira justa del Padre (la cual nunca será un odio vengativo sino una aversión del mal como vemos en la primera lectura) para que podamos recibir misericordia en lugar de castigo.

Cuando nosotros, como los discípulos, clamamos: “Señor, ¡sálvanos!” Jesús contesta: “¿Dónde está tu coraje? ¡Cuán poca fe tienes! Mi paz ya está aquí”. Es nuestra falta de fe — nuestra falta de consciencia de su presencia pacificadora — que hace que nos alejemos de su paz y temamos a las aguas turbulentas.

Si realmente supiéramos que nos ama más allá de toda medida, si realmente entendiéramos que Él quiere lo mejor para nosotros, si realmente confiáramos en que sus caminos son los mejores, reconoceríamos las advertencias de mal tiempo y nos alejaríamos de las tormentas que son fáciles de evadir y sobreviviríamos a todas las demás tormentas sin hundir nuestros barcos.

¿De qué necesitas que Jesús te salve hoy? Confía en él, calmará tus miedos hoy y te llevará a orillas pacíficas.

© 2024 por Terry A. Modica

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