¿Dónde está Dios cuando golpea el desastre?

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

La fe se prueba en las crisis


“¿Por qué, SEÑOR, te mantienes distante? ¿Por qué te escondes en tiempos de angustia?” (Salmo 10, 1)


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Sábado de la 15ta. Semana del Tiempo Ordinario
Julio 20, 2024

Lecturas de hoy:

Miqueas 2, 1-5
Salmo 9, 22-25.28-29.35
Mateo 12, 14-21
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/072024.cfm

¿Dónde está Dios cuando golpea el desastre?

Cuando algo terrible sucede, es normal preguntarse: “¿Dónde está Dios? Yo confiaba en él. ¿Por qué no evitó esto?”

Permíteme que comparta mi historia como ejemplo. Como ya debes saber, en febrero (2024) mi amado esposo y co-fundador de GNM, Ralph, sorpresivamente falleció. Tenía solo 68 años. Mi oración más importante había fallado.

Desde que me enamoré de Ralph en nuestros últimos años del colegio secundario, yo había orado para que no muriera joven. Yo quería que envejeciéramos juntos — muy viejos. Cuando la enfermera me llamó para informarme que se había desplomado y que no respondía, grité a Dios: “¡No te lleves a mi Ralph! ¡Recuerda mi pedido de oración!”

La fe se prueba en las crisis. El crecimiento espiritual no suele ocurrir en tiempos fáciles y confortables. Nos volvemos más fuertes en la fe cuando tenemos que forzarnos a confiar en Dios.

Comenzando en noviembre de 2021, Ralph y yo tuvimos que lidiar con una crisis tras otra, todas superponiéndose en un largo período de sufrimiento. Mi mamá se cayó y la hospitalizaron mientras Ralph y yo estábamos disfrutando de unas postergadas vacaciones. Como su cuidadora principal, pasé mucho tiempo cuidándola en su cama. Yo estaba exhausta para cuando llegó a casa, pero no podía encontrar tiempo para descansar. Traté de estar al día con el cuidado de mi propia salud mientras llevaba a mamá a los doctores y le encontraba un lugar más seguro para vivir.

Mientras tanto, comenzamos a preparar a Ralph para su operación a corazón abierto debido a una válvula que perdía. A principios de abril, mi mamá terminó nuevamente en el hospital. Un par de semanas más tarde, llevé a Ralph para que le hicieran los análisis de sangre pre-quirúrgicos y que revelaron que su hemoglobina había caído a 4 — lo internaron inmediatamente en emergencias.

Terminó con una cirugía diferente. Mientras se recuperaba en casa, tuvo que regresar al hospital con una infección que fue causada, probablemente, por la cirugía. Los exámenes revelaron que ya no necesitaba una cirugía de corazón porque la válvula ahora estaba perdiendo muy poquito — ¡al menos una buena noticia! ¡Un milagro!

Esa estadía de 6 días en el hospital lo expuso al Covid. Tres días más tarde el test fue positivo. Luego me lo pasó a mí. Nuestros síntomas eran débiles; la fatiga era mi problema mayor. Cuidar a un enfermo es extenuante, y nos hizo más vulnerables a los problemas médicos.

Cuando mi energía comenzó a regresar en julio, programé una cirugía para mi columna. La estenosis espinal había estado causándome mucho dolor durante varios meses. El procedimiento fue seguido de cuatro semanas de terapia física.

También le di atención al dolor que sufría por la artritis reumática. El doctor me recetó un medicamento fuerte que suprimió mi sistema inmunológico. Pero me trajo más problemas que soluciones. Para septiembre, los parásitos habían tomado mis intestinos; ahora fue mi turno para ser hospitalizada. Regresé a casa justo a tiempo para preparar nuestra casa para un huracán. Luego de que pasó la tormenta, regresé al hospital. Me dieron un antibiótico fuerte; el antibiótico y la enfermedad me causaron una diarrea severa. Estuve en cama durante semanas, demasiado débil incluso para rezar. Lo que mejor podía hacer era imaginarme descansando en la falda de Dios Padre.

La fe nos dice que hay un cuadro mucho más grande del que conocemos o comprendemos. La fe nos dice que Dios está armando un plan — y está bien si no lo entendemos. Yo, definitivamente, no lo comprendía, pero estaba agradecida porque no me sentí abandonada por Dios.

Para diciembre, mi diarrea estaba casi detenida pero la de Ralph estaba empeorando. ¡De vuelta al hospital para más exámenes! El doctor le diagnosticó colitis ulcerosa y le recetó algo que hizo que su vida fuera un poco mejor. Pasé los dos primeros meses de 2023 en terapia física por mi espalda.

En marzo, Ralph fue al hospital por un procedimiento en su corazón, ya que el cardiólogo no podía controlar su fibrilación auricular. La medicación pos cirugía disparó una diarrea que no se detenía; poco sabíamos que era el principio del final.

En abril tuvimos que cancelar nuestros planes para Pascua. En junio, no pudimos ir a un restaurante para celebrar su cumpleaños. Miré los fuegos artificiales del 4 de julio con su hermana, sintiéndome mal porque Ralph estaba en casa. Tenía días buenos y pudimos hacer algunas actividades divertidas; esperábamos que estuviera regresando a su vida más normal.

La esperanza es el primer fruto de la confianza en Dios. Nos alivió la presión, la desesperación y el desaliento. Sin embargo, si convertimos la esperanza en expectativas, es probable que nos desilusionemos porque Dios tiene ideas diferentes. Sus caminos son más grandes que los nuestros — y eso no nos gusta. Queremos tener control sobre lo que resulta de nuestros pedidos de oración.

Ralph y yo esperábamos que nuestra confianza en Dios pronto terminaría con la larga serie de crisis. Tristemente, en noviembre tuvimos que cancelar nuestros planes para el día de Acción de Gracias y para nuestro 48vo. aniversario de bodas. Casi no tuvimos Navidad. Ralph fue internado cuatro veces. Extirparon su colon. Mientras estaba convaleciente en casa, la aparición de sangre en su orina lo llevó nuevamente al hospital por última vez. Desde allí lo llevaron a un centro de rehabilitación. Había perdido mucho peso y estaba muy débil. Luego de dos semanas de terapia física y esperando una mejoría sostenida, sus riñones dejaron de funcionar, lo cual hizo que su corazón se detuviera.

Jesús vino a llevárselo para una sanación perfecta y completa. Ralph se rindió totalmente.

Abandonada y en estado de shock, yo también tuve que rendirme completamente a Jesús. Ya sea por la muerte del cuerpo o la muerte de nuestras expectativas, siempre hay algo nuevo y bueno a lo que Dios nos guía después de haber entregado nuestras ideas de cómo debería ser la vida. Después de un viaje muy largo lleno de dificultades inusuales, usando mi confianza en Dios como bastón cuando sucedió lo impensable, escuché a Dios decir que el viaje había terminado. Era el momento de un nuevo viaje, una nueva vida, haciendo lo inesperado.

Aún estoy de duelo. Todavía estoy en transición, pero el amanecer se está volviendo más brillante. Dios me ha traído una nueva mejor amiga, un ministerio para jóvenes adultos en mi parroquia, y una nueva compañera para acompañar en el RICA. Si los doctores pueden resolver el problema de mi dolor de espalda (por favor, oren por esto), espero finalmente irme de vacaciones aventureras para completar mi proceso de restauración.

La rendición lleva a una nueva comprensión del amor de Dios. Él nos cubre con una compasión reconfortante que no detiene todo mal, sino que nos guía de las tragedias a los triunfos, del sufrimiento a la recuperación. Ahí es donde te llevará la confianza.

Comparto mi historia contigo, no por lástima, sino para asegurarte que Dios, debido a su infinita bondad, es un redentor que supera el mal haciendo que de él surja el bien. Recuerda, la esperanza no es un deseo ilusorio; es la conciencia de la bondad de Dios. Y la confianza no es un sentimiento; es una decisión de fe.

© Terry A. Modica

P.S.: Esta oración te bendecirá: “Reza el ‘Padre Nuestro’ para la Victoria sobre el Mal” en https://buenasnuevascatolicas.org/padre-nuestro-vencer-mal/

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