¿Cómo está tu suciedad?

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

Dios te ha dado una Palabra para Decir


“Si nuestra suciedad es fertilizada y regada, nos convertimos en tierra rica y producimos una cosecha enorme y fructífera.”


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Viernes de la 16ta. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de San Joaquín y Santa Ana, Padres de la Virgen María
Julio 26, 2024

Oración para hoy:

Señor mío: dame fortaleza y fe para dejar atrás todo aquello que me impida seguirte y dejarte obrar el cambio maravilloso que tú quieres hacer en mi vida. Amén.

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Lecturas de hoy:

Jeremías 3, 14-17
Jeremías 31, 10.11-12ab.13
Mateo 13, 18-23
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/072624.cfm

¿Cómo está tu suciedad?

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Cuando mi hijo, David, tenía diez años, me informó que su hermana pasó todo el día tratando de encontrar maneras para hacerlo parecer como un “montón de tierra”. Cuando los dos se metieron en problemas, según su perspectiva, el terminó siendo el único castigado.

Su hermana, Tammy, sabía cómo encantar a sus padres con una sonrisa que decía: “Bien, aprendí mi lección. Ahora pasaré a la siguiente actividad, porque soy una joya en tu corazón indulgente”. Para un hermano rival, ese es un intento descarado en una pila de tierra.

Pero oigan, Jesús nos llamó “suciedad” en la lectura del Evangelio de hoy. Bueno, dijo, “suelo”, pero el punto es que si nuestra tierra es fertilizada y regada, nos volvemos un suelo rico y daremos una cosecha enorme y fructífera. No está mal pensar en nosotros mismos como suciedad, siempre que recordemos que queremos ser labrados y sembrados.

Si nuestra suciedad ha sido pisoteada por personas que caminaron cruelmente sobre nosotros, haciéndonos sentir duros y nuestros corazones cínicos, y si permanecemos sin sanar de este trato degradante, las semillas de amor que Dios siembra en nosotros son fácilmente robadas por el diablo quien nos dice que no merecemos un mejor trato o que debemos buscar venganza.

Si nuestra tierra está incrustada con rocas, si somos duros de cabeza y duros de corazón, y si nos gusta tirarle palabras duras a los demás, las semillas de amor que Dios siembra en nosotros no llegarán al suelo blando por debajo del lugar donde las raíces pueden crecer. Necesitamos ser pulverizados por las dificultades de la vida (y pensaste que tu vida no debería ser tan dramática). Los reveses y las persecuciones que tan fácilmente nos hacen vacilar en nuestra fe nos endurecerán o nos enseñarán compasión, es nuestra elección.

Si nuestra tierra produce aguijones hirientes y picudos y estamos causando que otros sufran, las semillas del amor se ahogan por nuestra obstinada indiferencia hacia los sentimientos y las necesidades de los demás. Al preferir el egocentrismo, nos estrangulan las ansiedades, el estrés y la soledad. Tenemos que podar las zarzas y quemar las espinas al humildemente acudir a Jesús en busca de ayuda en el Sacramento de la Reconciliación y, cuando sea posible, al reconciliarnos personalmente con los que hemos herido.

Si nuestra tierra es tierra fértil para un nuevo crecimiento, y si dejamos que Dios nos alimente con su Palabra y nos refresque con sus aguas sanadoras, el amor de Dios brotará dentro de nosotros, nuestra conciencia de ser amado crecerá y florecerá y produciremos una abundante cosecha de gran amor para los demás.

¿Cómo está tu suciedad? La próxima vez que te sientas avergonzado por algo que has hecho (la próxima vez que te sientas sucio), pregúntate qué tipo de tierra es esta. Si dejas que Dios te adentre, pronto estarás generando semillas que eventualmente bendecirán a muchas personas.

© 2024 por Terry A. Modica

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