Encontrando a Dios en el desierto
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Una maravilla del Reino de Dios es que, cuanto más abandonados nos sentimos, más está tratando Él de ayudarnos.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Miércoles de la 18va. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de San Cayetano, Presbítero
Agosto 7, 2024
Oración para hoy:
Señor, gracias por el don de la fe que me regalaste el día de mi bautismo. Ayúdame a que crezca en mí para que sea capaz de realizar maravillas en tu nombre. Amén.
¡ÚNETE A LA ORACIÓN COMUNITARIA!
Lecturas de hoy:
Jeremías 31, 1-7
Jeremías 31, 10-13
Mateo 15, 21-28
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/080724.cfm
Encontrando a Dios en el desierto
¿Alguna vez has escapado o resuelto un conflicto, sólo para encontrarte sintiéndote solo y cansado, como si estuvieras transitando por un desierto? El Señor parece tan lejano. Te ayudó a pasar por la prueba pero ahora, ¿dónde está? Así es cómo se sintieron los israelitas en la primera lectura. Luego de haber sido esclavizados, oprimidos y conquistados en la guerra, se sentían más derrotados que amados por Dios; necesitaban su consuelo.
Una gran maravilla del Reino de Dios es que, cuanto más abandonados nos sentimos, más está él tratando de ayudarnos. Cuando estamos cansados por nuestros problemas, Dios tiene la restauración que buscamos. Pero, como parece tan lejano, tomamos los problemas en nuestras manos. En esta escritura leemos que “se nos dará descanso.” Para recibirlo, sólo debemos detenernos. Detén cualquier cosa que estés haciendo. Deja de correr hacia lo que creas que necesitas. Deja de quejarte. Deja de reaccionar según tus sentimientos como si ellos retrataran la verdad tal como es.
Fue en el desierto donde los israelitas fueron fortalecidos y preparados para la Tierra Prometida; tuvieron que dejar de correr hacia su destino y vagar lentamente por el desierto; deteniéndose por largos períodos de tiempo. Fue en el desierto que Jesús fue fortalecido y preparado para su batalla contra Satanás; tuvo que tomarse 40 días sabáticos para estar listo para su ministerio público.
“Te restauraré, te reconstruiré,” nos dice Dios en esta lectura. El tiempo de desierto es un período de descanso antes de la reconstrucción. Si creemos la Palabra de Dios, deberíamos estar celebrando con panderetas (o guitarras, pianos, CDs, o lo que tengamos), gritando de gozo, proclamando la bondad de Dios.
En el Salmo responsorial de hoy, ¡Dios nos recomienda que dancemos y nos regocijemos! ¿Por qué? Porque él nos está cuidando como un pastor. En Tierra Santa, los pastores aún guían sus rebaños por el desierto. Hay largas caminatas entre las parcelas de alimento, por lo tanto, se lo toman con calma, no hay apuro. El apuro aumentaría su sed y los desgastaría bajo el ardiente sol. Las ovejas no se pelean locamente buscando satisfacer sus necesidades como lo hacemos nosotros. Simplemente confían en su pastor.
Dios es un gran Pastor, se preocupa por nosotros más de lo que un pastor humano se preocupa por sus ovejas. Él está con nosotros en cada paso del camino. Si entramos en pánico y corremos, él no corre con nosotros porque no está con pánico, por eso es que lo sentimos tan lejano. Pero, ni bien nos detenemos — tan pronto como nos atrevemos a confiar en nuestro Pastor y nos permitimos descansar, aceptando las condiciones del desierto en lugar de lanzarnos por este camino o aquel, buscando paisajes diferentes — podremos notar su cercanía llena de paz.
© 2024 por Terry A. Modica
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