Festejando en la fuente de la vida eterna
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Quien adore y honre a Jesús en la Eucaristía, está de fiesta en la fuente de su vida eterna.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
19no. Domingo del Tiempo Ordinario
Agosto 11, 2024
Oración para hoy:
Gracias Señor Jesús por darte a nosotros en la Eucaristía, para darnos la vida eterna. Alabado seas mi Señor, porque tú me atrajiste hacia ti y abriste mis oídos para que pueda escucharte y conocerte. Amén.
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Lecturas de hoy:
1 Reyes 19, 4-8
Salmo 33, 2-9
Efesios 4, 30–5, 2
Juan 6, 41-51
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081124.cfm
Festejando en la fuente de la vida eterna
El pasaje del Evangelio de este domingo es la explicación que da Cristo sobre la Eucaristía. Él dice: “El que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida”.
¿Por qué llama a la Eucaristía “el pan de vida”? ¿Cómo nos da vida?
Él responde: “El que come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.” En otras palabras, se entregó a nosotros – dio su vida por nosotros – en la cruz. Nuestros pecados nos ponen en el camino de la muerte, pero Él, que no tenía pecado y era de naturaleza divina, tomó nuestro lugar, cargando nuestra muerte sobre sí mismo para que pudiéramos tener la vida eterna de Dios.
La resurrección de su cuerpo derrotó esta muerte. Por lo tanto, su cuerpo crucificado y resucitado, es la fuente de nuestra vida. Esto es lo que celebramos en la Misa. No estamos recreando su muerte durante el sacrificio del altar, como algunos erróneamente suponen; estamos uniéndonos nosotros a su vida.
El “sacrificio del altar” es nuestra participación en la totalidad de Cristo – su vida, su ministerio, su crucifixión por nuestros pecados, su resurrección y su ascensión al cielo. Nos unimos con Él al ofrecerle nuestras vidas, para que pueda pastorear al mundo a través de nosotros, sacrificando nuestra voluntad donde interfiere con la suya, la cual es resucitada en una nueva vida, mientras seguimos a Cristo hacia el cielo.
Cada Misa Católica logra esto proporcionándonos el cuerpo y la sangre de nuestro Salvador, aquí y ahora, en la forma de alimento comestible: el pan de vida. Como señaló el Papa Juan Pablo el Grande en su encíclica La Iglesia Vive de la Eucaristía, “El Concilio Vaticano II proclamó acertadamente que el banquete Eucarístico de la Misa es ‘fuente y culmen de la vida cristiana’.”
Esta santa comunión nos viene de la Última Cena de Cristo, a través de generaciones y generaciones de sacerdocio apostólico, que comenzó con los primeros Apóstoles. Todos los que asisten a la liturgia de esta comunión deberían celebrar verdaderamente, la presencia Eucarística de Jesús, incluso los que todavía tienen trabajo por hacer para eliminar los obstáculos que les impiden recibir la Eucaristía en el cuerpo.
Cristo está presente plenamente y es verdaderamente real ahora como cuando se sentó entre los Apóstoles y dijo: “Esto es mi Cuerpo, esta es mi Sangre”. Por lo tanto, cualquier persona que adore y rinda homenaje a Jesús en la Eucaristía, creyendo que Él es su Salvador, está festejando en la fuente de su vida eterna.
Preguntas para la Reflexión Personal:
¿Cómo sabes que la Eucaristía es verdaderamente el culmen y el centro de tu vida? ¿Qué falta en tu experiencia actual de conocer a Jesús en persona, en el milagro que tiene lugar en el altar?
Preguntas para Compartir la Fe en Comunidad:
¿Cómo te ha dado vida a ti la Eucaristía? Comparte cómo te ha sanado Jesús o cómo se ha revelado a ti o te ha alimentado a través de su presencia en el pan consagrado, ya sea en la Sagrada Comunión o durante la Adoración del Santísimo Sacramento. ¿Cómo sabes que era realmente Él? ¿Cómo te cambió?
© 2024 por Terry A. Modica
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