Esta es la verdadera razón por la cual el mal prevalece

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

La santidad es nuestra naturaleza


“Aparta de ti todos los pecados que has cometido y hazte un corazón nuevo y un espíritu nuevo.” (Ezequiel 18, 31)


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Sábado de la 19na. Semana del Tiempo Ordinario
Agosto 17, 2024

Lecturas de hoy:

Ezequiel 18, 1-10.13.30-32
Salmo 50, 12-15.18-19
Mateo 19, 13-18
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081724.cfm

Esta es la verdadera razón por la cual el mal prevalece

Father GodEl Padre siempre tiene lo mejor para nosotros en Su corazón. Las enseñanzas de Cristo son un abrazo del amor de Abba-Padre, y lo sienten aquellos que desean ser santos. ¿Por qué entonces hay tanto pecado en el mundo?

Cuando pensamos en Dios como un disciplinador y castigador, nuestra inclinación natural es vivir en modo de autoprotección. Nos convencemos a nosotros mismos y a los demás de que lo que se siente mal en realidad no está mal. Para evitar el castigo (o eso creemos), optamos por creer que el pecado no es pecado, lo cual es la herejía del relativismo moral. Cuando pecamos, nos justificamos, culpamos a otros y ocultamos nuestra necesidad de arrepentirnos.

La palabra ‘arrepentirse’ suele llevar consigo un sentimiento de condena, como si Dios nos estuviera señalando con su dedo todopoderoso, diciendo: ‘¡Eres malo!’ Pero preferimos creer que realmente estamos bien y que somos amados sin importar lo que hayamos hecho. En verdad, ‘arrepentirse’ significa ‘cambiar de dirección’, porque nos damos cuenta de que a donde íbamos (o lo que estábamos haciendo) no es bueno después de todo.

He aquí la verdadera razón por la cual la pecaminosidad a menudo prevalece sobre la santidad: la necesidad de arrepentimiento puede hacernos temer a Dios, no el tipo de temor que nos humilla ante Él, sino el temor que nos hace darle la espalda a Dios.

La cura es recordar que el pecado es malo, no nosotros. Somos pecadores pero no somos Pecado.

¡Dios nos hizo buenos a cada uno de nosotros! Sí, incluso a ti e incluso a la peor persona en el mundo. La santidad es nuestra naturaleza, nuestra verdadera naturaleza. El sexto día de la creación Dios dijo: “Hagamos a los humanos — a nuestra imagen y semejanza.” ¡Los atributos de Dios están en el corazón de nuestra naturaleza! Él contempló todo lo que había creado, incluido tú, y lo declaró ‘muy bueno’. (Ver Génesis 1, 26-31).

El pecado, incluso cuando no creemos que lo sea, interrumpe nuestra bondad. Interrumpe nuestra relación con nuestro Buen Padre. Por eso nos dio a Jesús como nuestro Salvador. Jesús nos desvía del camino al infierno y nos dirige hacia el camino al cielo. Jesús tomó nuestros pecados sobre su ser sin pecado y los clavó en la cruz. Permitió que nuestros pecados lo destruyeran. Luego superó esa destrucción a través de su resurrección. Cuando abrazamos esta verdad, somos liberados para ser quienes realmente somos (hechos a imagen de nuestro Padre).

La razón fundamental por la que la pecaminosidad prevalece tan ampliamente en nuestro mundo hoy en día es porque nuestras culturas han abandonado el verdadero significado de la paternidad. En este ambiente, las ideas sobre la Paternidad de Dios están llenas de imágenes equivocadas sobre Él. ¿Cómo podemos entregarnos completa y libremente a Dios Padre si no lo vemos tal como realmente es?

Es natural (es decir, sin una deliberación consciente) proyectar en Dios los rasgos de paternidad de los seres humanos. Cuando nos causaron dolor, nos decepcionaron o nos condenaron, si no separamos nuestros sentimientos hacia ellos de nuestra imagen del Único y Verdadero Padre, accidentalmente asumimos que Dios es tan imperfecto como ellos. Es de vital importancia sanar de esto y ver a Dios tal como realmente es. Por eso escribí libros sobre el Corazón del Padre (ToTheFathersHeart.com [en inglés]).

El Padre extiende sus manos, con los brazos abiertos, para atraerte a Su corazón de manera segura, firme, tierna y llena de perdón. Jesús te acompaña en este camino.

¿Quieres ayudar a otros a encontrar esta misma sanación? Compra mi libro y regálalo. Cambiemos el mundo difundiendo las verdades sobre la bondadosa Paternidad de Dios.

© 2024 por Terry A. Modica

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