Cómo tener ojos que vean y oídos que escuchen
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Cuando permitimos que el Espíritu de Dios interprete todo por nosotros, actuamos de la forma que Dios quiere.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
23er. Domingo del Tiempo Ordinario
Septiembre 8, 2024
Oración para hoy:
Señor Jesús: abre mis sentidos a Ti, para que experimente Tu presencia salvadora en mi vida. Que esta alegría sea una eterna alabanza en mí, testimonio de Tu amor y Tu fidelidad. Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.
Lecturas de hoy:
Isaías 35, 4-7a
Salmo 145, 7-10 (con 1b)
Santiago 2, 1-5
Marcos 7, 31-37
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/090824.cfm
Cómo tener ojos que vean y oídos que escuchen
Las lecturas para este domingo, nos muestran la preocupación de Dios por los discapacitados. ¿Cuánto compartimos con Él la preocupación por ellos?
Todos somos discapacitados, de una forma u otra. Podemos tener ojos que vean y, aun así, ser ciegos. ¡En realidad, la escritura de Santiago nos demuestra qué ciegos podemos ser!
Si sólo vemos cómo se viste una persona, por ejemplo, sin ver dentro de su corazón para poder reconocer sus dones, talentos y el reflejo de Dios, estamos juzgando. Si nos impresiona más la riqueza de una persona, o su título, o el grado alcanzado en la universidad, que su energía espiritual, o su sabiduría interior, o la disponibilidad para servir, estamos juzgando.
Sólo Dios puede ver todo el bien que hay en el corazón de una persona, y, a pesar de ello, hacemos suposiciones sobre los demás, como si fuéramos iguales a Dios. Sólo Dios puede escuchar los motivos y los anhelos detrás de las palabras de una persona, y, no obstante ello, juzgamos rápidamente lo que se dice, como si supiéramos, exactamente, lo que se quiere decir.
Enjuiciar a los demás nos demuestra, nada más, cuán verdaderamente ciegos somos.
Jesús quiere decirnos a cada uno de nosotros: “¡Efetá! ¡Que tus ojos y oídos y mente, se abran a la verdad!” No obstante, para que podamos recibir esta sanación, debemos ir más despacio y dejar de reaccionar hacia lo que es visible y audible. No podemos confiar en lo que vemos y oímos. Necesitamos tomarnos tiempo para detenernos a orar, pidiendo sabiduría, discernimiento y nuevos descubrimientos.
Esta es una de las razones por las cuales Jesús nos dio Su Espíritu Santo. Cuando dejamos que el Espíritu Santo interprete todo por nosotros, en lugar de reaccionar, actuamos de la forma en que Jesús desea que lo hagamos. En vez de reaccionar a la información parcial, actuaremos con fe y compasión.
Preguntas para la Reflexión Personal:
¿De qué maneras te muestras de forma parcial hacia las demás personas? ¿Qué clase de personas tiendes, automáticamente, a preferir, basándote en las apariencias externas? ¿Y quiénes tienden a desagradarte, hasta que los conoces mejor? ¿Cómo comenzarás a cambiar esta reacción automática, confiando en el Espíritu Santo?
Preguntas para Compartir la Fe en Comunidad:
¿De qué formas has sido juzgado injustamente? ¿Cómo se siente? ¿Estás juzgando a aquellos que te juzgaron, descuidando el mirar más profundamente dentro de ellos? A continuación, por turno en tu grupo, nombren una acusación falsa que causó sufrimiento, mientras que otros miembros describen la bondad que, los acusadores, estaban demasiado ciegos para verla. (Esta última parte es muy importante — ¡es Jesús sanando!)
© Terry Modica