El gozo de amar a tus enemigos
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Al dar a otros el amor de Cristo, sin importar cómo nos traten, nos sumergimos nosotros mismos, plenamente, en el amor de Cristo.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Jueves de la 23ra. Semana del Tiempo Ordinario
Septiembre 12, 2024
Oración para hoy:
Jesús, quiero que me enseñes a amar como amas tú. Con mis fuerzas únicamente no podré llegar a los demás y darles todo el amor que necesitan y merecen, pero si tu Santo Espíritu obra en mí, capacitándome, sanándome y liberándome, ¡nada impedirá que les muestre a un Dios que dio hasta su última gota de sangre por sus hermanos! Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
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Lecturas de hoy:
1 Corintios 8, 1-13
Salmo 138, 1-3.13-14.23-24
Lucas 6, 27-38
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/091224.cfm
El gozo de amar a tus enemigos
¿Quién te maldijo? ¡Bendícelo! ¿Quién te ha maltratado? ¡Reza por él! ¿Quién te ha quitado algo injustamente? ¡Dale más! ¿Quién ha sido un enemigo para ti? Ámalo como debería amarte pero no lo hace.
Ouch, no disfruto vivir así. Pero, ¿quién dice que se supone que debemos disfrutar de todo lo que hacemos? Jesús ciertamente no disfrutó su cruz. El camino de la cruz es lo que separa lo santo de lo terrenal. Como dice Jesús en la lectura del Evangelio de hoy, “Si amas a los que te aman, ¡gran cosa! Incluso los pecadores hacen eso”. Somos santos, es decir, somos diferentes del mundo porque seguimos a Cristo, en la forma en que tratamos a los que no nos aman: la manera sana, la compasiva, la parecida a Cristo.
Jesús deletreó muy claramente que para ser hijos del Dios Altísimo, debemos ser amables con los ingratos y los malvados, al igual que nuestro Divino Padre. Tenemos que ser misericordiosos, al igual que nuestro Padre a cuya imagen fuimos creados.
Disfrutar de lo que hacemos no siempre es posible, pero la alegría sí lo es. La alegría cristiana (la alegría de Cristo) proviene de apoyarse en Cristo, porque él está lleno de amor por nosotros. Nunca seremos amados lo suficiente por otros, pero podemos estar llenos de amor, la elección es nuestra. Al dar el amor de Cristo a los demás sin importar cómo nos tratan, nos sumergimos completamente en el amor de Cristo. Lo que damos es lo que recibimos, porque Dios es amor, y cuando damos amor incluso a aquellos que no lo merecen, recibimos a Dios, ¡que es la única fuente de verdadero amor y verdadera alegría!
Jesús dijo que lo que medimos es la misma medida por la cual recibimos. Si medimos solo pequeñas dosis de amor (pequeños actos de bondad, perdón condicional, porciones sobrantes de nuestro dinero y posesiones, etc.), tenemos tan poca conexión con Dios que no estamos recibiendo todo lo que él puede dar. Pero si somos generosos, si el vaso medidor parece sin fondo, es porque estamos llenos de Dios. Su misericordia, su perdón, su amor, sus dones, su ayuda, todo se nos da en buena medida, amontonados, sacudidos y desbordados en las vidas de los demás.
No importa lo que otros nos hagan, Dios es bueno con nosotros. Cuando nos maldicen y los bendecimos, Dios nos bendice, y como lo que él bendice se convierte en santo, nos volvemos ¡guau! – santos. Cuando nos maltratan y oramos por ellos, Jesús ora por nosotros, por nuestras necesidades y por nuestra sanidad, y el Padre nunca le dirá que no a su Hijo. Cuando nos quitan injustamente y les damos más de lo que están exigiendo, Dios nos da más de lo que necesitamos.
¡Eso es lo mucho que Dios nos ama! ¡Oh qué alegría!
© Terry Modica, Good News Ministries