El amor y la apatía

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

Lo opuesto al amor no es odio.

La alegría y la satisfacción surgen de amar a todos: a Dios, a los demás y a nosotros mismos.


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Lunes de la 27ma. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de Nuestra Señora del Rosario
Octubre 7, 2024

Oración para hoy:

Amado Señor: perdóname por buscar, a veces, a mi prójimo lejos de mí. Dame la gracia de comenzar a practicar el bien en aquellos que están, a diario, junto a mí. Amén.

Daily Prayer and Reflection¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.

Lecturas de hoy:

Gálatas 1, 6-12
Salmo 110, (5) 1b-2.7-10c
Lucas 10, 25-37
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/100724.cfm

El amor y la apatía

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Es interesante que en la parábola del Buen Samaritano (lectura del Evangelio de hoy), Jesús no nos dice la identidad, la nacionalidad o la condición social del hombre que necesita ayuda. No sabemos si el viajero de Samaria ayudó al enemigo o a un compañero samaritano.

No importa. El pecado del sacerdote y el levita fue no importarles lo suficiente como para averiguar si este hombre estaba vivo o muerto o qué tipo de ayuda necesitaba. Atrapados en su mundo egocéntrico eligen ignorarlo por completo.

Lo contrario del amor no es el odio, es la apatía: ignorar una necesidad, no preocuparse, no hacer nada cuando hay algo que podemos hacer para aliviar el sufrimiento.

La apatía no es natural ya que hemos nacido para amar. La apatía comienza cuando hay vacíos en nuestras vidas que causan un sentimiento de insatisfacción constante: los vacíos, los dolores, la soledad, el temor que nos indica que algo falta.

Lo que falta es amor. Las personas que deberían preocuparse por nosotros, a veces, no nos dan todo el amor que necesitamos. Incluso aquellos que nos aman más no pueden darnos todo lo que necesitamos. Y están los que rechazan totalmente su llamado a cuidarnos y nos tratan con apatía.

Nadie puede amarnos plenamente de la forma en que necesitamos que nos amen. Entonces, nos paralizamos y nos volvemos apáticos hacia los demás, o nos decidimos a confiar más plenamente en Dios, que es amor y que nunca es apático hacia nosotros.

Los vacíos dolorosos que sentimos son pistas que nos dicen que aún no hemos dado a Dios toda nuestra atención.

Cuando el amor de Dios no nos está llenando tratamos, automáticamente, de llenar los vacíos con ira, cinismo, ocupaciones, relaciones dependientes, comida en exceso, exceso en las compras, bebidas o drogas que nos anestesian u honores que disparan nuestra autoestima.

Pero, realmente no hay tal cosa como un vacío, ¿verdad? Un vacío succiona todo lo que está cerca del agujero. Llenamos nuestras áreas vacías con cosas, personas y actividades que no son Dios. Esto causa apatía, ya que evita el flujo de salida del amor y, al mismo tiempo, nos hace miserables, porque nunca nos trae suficiente amor.

Jesús dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y que cada persona que encontramos es un prójimo. ¿Por qué?  Porque ocuparnos de los demás nos mueve desde el egocentrismo hasta el ser “llenos de Dios.” Al dar amor, Dios se apresura y llena los lugares vacíos con su propia presencia.

No fuimos creados para ser egoístas. Hechos a imagen de Dios, nos sentimos felices cuando nos unimos a su amor. La alegría y la satisfacción vienen de amar activamente a todos: A Dios, los demás y nosotros mismos.

© Terry Modica, Good News Ministries