¿Qué señal estás buscando?
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Nos volvemos miserables y frustrados al confiar en lo que vemos, en vez de mantener nuestros ojos en Jesús.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Lunes de la 28va. Semana del Tiempo Ordinario
Octubre 14, 2024
Oración para hoy:
Tu resurrección, Señor, es toda la señal que necesito para saber que toda mi vida está en manos de mi Padre Dios. Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.
Lecturas de hoy:
Gálatas 4, 22-24.26-27.31–5, 1
Salmo 112, 1b-7
Lucas 11, 29-32
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101424.cfm
¿Qué señal estás buscando?
¿Qué tipo de señal necesitas que te dé Dios para que puedas estar seguro de que tus oraciones están siendo respondidas?
Al reflexionar sobre la primera lectura de hoy, recordemos por qué Abraham tuvo dos hijos. Dios le había prometido un hijo, nacido de su esposa, Sarah. Pero Sarah se rió de esa idea debido a que las señales de su cuerpo envejecido le dijeron que su fertilidad ya había pasado. Luego, a medida que pasaba el tiempo sin un embarazo milagroso, tanto Sarah como Abraham tomaron esto como una señal de que Dios quería que el bebé naciera a través de medios humanos, es decir, a través de una madre sustituta, la sierva de Sara, Agar.
Esta decisión provocó rivalidad y animosidad entre los dos grupos de descendientes de Abraham. Cuatro mil años después, el Medio Oriente sigue sufriendo las consecuencias de esta decisión (Agar dio a luz a Ismael, que se casó con una mujer egipcia, según la Biblia. Según los árabes, también se casó con una hija del jeque Mudad, que dio a luz a Adnan, el antepasado de Mahoma, fundador del Islam). Los musulmanes y los judíos han luchado entre sí a lo largo de la historia. ¿Qué hubiera pasado si Abraham y Sara hubieran continuado esperando a que Dios cumpliera su promesa, en lugar de tomar el asunto en sus propias manos?
En la lectura del Evangelio, Jesús dice: “Esta es una era de maldad en busca de una señal.” ¿Por qué son malas las señales? Porque inventamos nuestras propias señales. Buscamos señales que no son de Dios.
¿Qué ayuda de Dios sigues esperando? ¿Qué solución para qué problema, qué nuevo trabajo, qué reconciliación para una relación? Jesús dice que él es la señal que se nos da. ¡Y él es suficiente! Él es el que es “más grande que Jonás”.
La señal de Jonás fue su salida desde el vientre del pez gigante después de tres días. La misión de Jonás, después de ser arrojado a la playa, (y, presumiblemente, después de limpiarse a sí mismo un poco) fue llamar a los ninivitas al arrepentimiento. Jesús salió de las entrañas de la tierra al final de su odisea de tres días. Su resurrección llama a todo el mundo al arrepentimiento.
Aquí está la señal que se nos da y es la única señal que realmente importa: ya que Dios Padre resucitó a Jesús de entre los muertos, por supuesto que también nos dará la nueva vida que necesitamos. Por supuesto que va a proporcionar la solución adecuada a nuestros problemas, el trabajo que sea adecuado para nosotros, o las relaciones reconciliadas. Sin embargo, no nos damos cuenta de esta señal porque el tiempo de Dios no suele ser el mismo que nuestro tiempo. Mientras esperamos, ponemos nuestra esperanza en cualquier señal que aparece a nuestra vista. Nos sentimos miserables y frustrados por confiar en lo que vemos en lugar de mantener la mirada en Jesús.
Las tormentas en nuestras vidas podrían ser tan grandes como un huracán pero si miramos a Jesús en lugar de mirar las señales de que la tormenta va a calmarse, lo encontramos en el ojo de la tormenta. Cuando nos alejamos de él, nos golpea la pared del ojo del huracán y nos levanta por los aires. ¡Mantén tus ojos en Jesús!
Y mientras esperas el alivio de la tormenta toma tantos descansos como necesites. Ir de vacaciones o de retiro, asistir a un servicio de oración que levante tu ánimo, hablar con amigos llenos de inspiración optimista del Espíritu Santo, ir a Misa todos los días y dejar que ese lugar sea un oasis para ti.
© Terry Modica, Good News Ministries