Tu propia santidad

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

Cada vez que alabamos a Dios, nos unimos a toda la comunión de los santos


Tú eres parte de esa “gran multitud” cuando alabas a Dios con entusiasmo.


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Solemnidad de Todos los Santos
Noviembre 1, 2024

Oración para hoy:

En las adversidades vividas y entregadas a ti, Señor, tú me confortas de manera especial y ¡me aseguras el premio eterno! Amén.

Oración y Reflexión Diaria¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.

Lecturas de hoy:

Apocalipsis 7, 2-4.9-14
Salmo 23, 1-6
1 Juan 3, 1-3
Mateo 5, 1-12a
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/110124.cfm

Tu propia santidad

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TÚ eres santo. No discutas conmigo, sé que eres santo porque santo es aquel que está, o en el cielo o camino al cielo, por seguir a Cristo. En el Credo Apostólico decimos: “Creo en la comunión de los santos…” ¡Eso te incluye a ti! Es toda la comunidad de los seguidores de Cristo.

Como seguidores de Cristo, hemos sido redimidos del poder del pecado, hemos renacido como “santos” y ya no somos “pecadores”. Sí, pecamos todos los días, no hemos perfeccionado nuestra santidad aún, por eso es porque crecemos en santidad al convertirnos cada vez más en quienes verdaderamente somos. Esta es la vida de un santo en la tierra.

Mira la primera lectura de hoy. Podemos ver esto como una enorme reunión de oración en el cielo, pero no se trata solamente de la vida después de la muerte. Tú, justamente ahora, eres parte de esa “gran multitud” cuando adoras a Dios con entusiasmo. Cada vez que alabamos a Dios, nos estamos uniendo a toda la comunión de los santos, incluyendo a nuestros seres queridos que han dejado la tierra en los brazos del Señor.

También nos unimos a ellos después que son absueltos nuestros pecados en la misericordia de Dios mediante el Sacramento de la Reconciliación porque, en ese momento, nosotros también “hemos lavado nuestra ropa y la hemos dejado blanca en la sangre del Cordero.” Hasta la próxima vez que pequemos, estamos en la montaña del Señor, parados en un lugar santo porque nuestras manos no tienen pecado, nuestros corazones están limpios y no estamos deseando lo que es vano (como dice el Salmo responsorial).

La misma unidad ocurre cuando recibimos la Eucaristía luego de haber hecho nuestra peregrinación por las oraciones de arrepentimiento y los pedidos de perdón que nos da la Iglesia en cada Misa. (Epa, hasta que nos enloquecemos con esa persona en el aparcamiento que brevemente bloquea nuestra salida de la iglesia hacia el mundo.)

Como lo señala la segunda lectura, somos santos porque somos hijos de Dios. Los santos en el cielo tienen la ventaja de estar libres de pecado mientras que nosotros vivimos en un mundo lleno de pecado. Pero fíjate cómo nos purificamos: la esperanza (es decir, creer en la promesa de Dios) que, eventualmente, seremos como Cristo todo el tiempo, debería darnos fuerza para purificar nuestras vidas ahora de todo aquello que no es santo. Esta esperanza está basada en el conocimiento de que Cristo nos redime del pecado, el Padre nos perdona y, después de la muerte, cualquier limpieza que quede pendiente, se realizará gracias al purgatorio.

La lectura del Evangelio nos recuerda que somos santos porque somos bendecidos. ¿Acaso no es santo todo lo que Dios bendice? Por lo tanto, cualquier persona a la que Dios bendiga es hecha santa por su amor: los pobres de espíritu, los que sufren y reciben el consuelo del Espíritu Santo, los mansos que se someten a la voluntad de Dios y así hasta el final de la lista de las bienaventuranzas. Medita en cada bendición y mira tu santidad y el desafío de ser más santo mejorando cómo vives la verdad de cada bienaventuranza.

La Iglesia canoniza santos para que podamos tener modelos y, así, sabemos que están disponibles para apoyarnos con la oración en nuestro camino al cielo. Sin embargo, no deberíamos comparar nuestras vidas con la de ellos porque todos tenemos circunstancias diferentes en las cuales crecer en santidad. Sólo podemos compararnos con lo que solíamos ser. Mientras tanto, podemos orar con los santos y aceptar su guía espiritual.

Preguntas para la Reflexión Personal:
¿Has crecido en santidad a lo largo de los años? Elije una forma de crecer en santidad esta semana.

Preguntas para Compartir la Fe en Comunidad:
¿Cuál es tu Santo favorito en el cielo? ¿Por qué? Nombra a alguien que tú conoces que es un buen modelo de santidad. ¿Qué hay de santo en esa persona?

© Terry A. Modica, Good News Ministries