Atreverse a ser entusiastas nuevamente
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Ser Cristiano a veces significa ser mal interpretado, puesto en duda y perseguido.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Lunes de la 33ra. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 18, 2024
Oración para hoy:
Amado Señor: dame una fe capaz de proclamar la grandeza de tu amor, en todo tiempo y lugar. Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.
Lecturas de hoy:
Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5
Salmo 1, 1-4.6 (con Ap 2, 17)
Lucas 18, 35-43
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/111824.cfm
Atreverse a ser entusiastas nuevamente
A veces, me atrevo a escribir lo que algunos lectores no quieren reflexionar, y me regañan. Y hay veces que me atrevo a señalar comportamientos contrarios a la evangelización (que afligen a Jesús enormemente) que algunos sacerdotes y otros líderes en nuestra iglesia no se dan cuenta que están haciendo. Pero como no quieren afrontar una verdad incómoda sobre sí mismos, me descalifican como un ser inferior.
Una vez vi a un sacerdote publicar en su blog algo que sonaba muy condenatorio y crítico. Hubiera sido pecado ver esto y permanecer en silencio, por lo tanto puse un comentario compasivo que trajo luz sobre el tema. ¿Qué sucedió? Me juzgó como una “no verdadera católica”.
Sin embargo, mi ministerio no se limita sólo a los mensajes que ganan elogios de todo el mundo.
Ciertamente sería preferible escribir sólo lo que es “seguro”, haciendo cosquillas a los oídos espirituales de cada persona, y así poder recibir un montón de elogios. De hecho he caído en esa tentación, pero la primera lectura de hoy me ha retado de nuevo a través de los años, recordándome que ser un cristiano a veces significa ser incomprendido, desacreditado y perseguido.
Y él te está diciendo lo mismo.
Escucha a Jesús, “quien tiene las siete estrellas” (es decir, todos los Santos Ángeles) y “camina entre los siete candeleros de oro” (es decir, toda la iglesia, todos nosotros). Él te está afirmando en estos versículos: “Yo conozco tus obras… tu paciencia y resistencia y que no toleras la iniquidad… que estás soportando penurias por mí…”
Ahora escucha lo que le decepciona: “Has perdido el amor que tenías al principio.” ¡Ay!
¿Recuerdas cómo solías sentirte plenamente emocionado acerca de la fe? Eras como el hombre ciego que fue curado en el Evangelio de hoy, con entusiasmo, dando gloria a Dios. Pero después de algunas cejas levantadas en desaprobación en los rostros a tu alrededor ¿empezaste a refrenar tu celo? Yo lo hice. ¡Ay otra vez!
No hay nada que escribir que no haya enfrentado personalmente. Esta es la razón de mi celo. La buena noticia es: cuando hemos luchado con la verdad y luego permitimos a Dios que sea el ganador, la transformación que ocurre en nosotros nos da celo por compartir nuestros descubrimientos, incluso cuando otros no están de acuerdo con nosotros.
Cuando perdemos esa confianza, tenemos que correr de vuelta a Dios y dejar que nos consuele. Tenemos que darle la oportunidad de fortalecernos nuevamente para que podamos salir al mundo con energía renovada. Nuestro celo para correr a Dios buscando consuelo se convierte en celo por compartir la verdad a pesar de la persecución y el rechazo.
El Cristianismo bien vivido es una aventura, porque es un camino muy osado el que recorremos. Para lograrlo, primero debemos prestar atención a la luchas que hemos estado peleando y admitir que se le debe permitir ganar a Dios.
Aquí hay un ejemplo de cómo sucede eso: ¿Con qué enseñanzas de la iglesia no estás de acuerdo? Te atreves a asumir que hay algo acerca de ella que no entiendes, entonces atrévete a pedir al Espíritu Santo que te explique la verdad. ¡Atrévete a mirar más profundamente! ¿Cómo es que esta desagradable enseñanza está realmente basada en el amor? ¿Cómo puede aumentar tu santidad? Dios te iluminará, tal vez inmediatamente, pero más probablemente con el tiempo, mientras te conduce en un viaje de descubrimiento.
Dios nos llama a la rendición de cuentas. En primer lugar, debemos tomarnos el tiempo y hacer el esfuerzo de aprender lo que enseña la Iglesia realmente y por qué. Luego, debemos atrevernos a permanecer públicamente firmes en ella.
Felicítate por todas las iniciativas que ya has tomado con el Señor. Esto es lo que la palabra de Dios de hoy significa: aférrate fuerte a tu “primer amor” y haz las obras que están potenciadas por ese fervor.
© Terry A. Modica, Good News Ministries