El brillo y la gloria de Cristo en nosotros
Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Al dar a Jesús al mundo, a través de nuestros actos y actitudes, revelamos el brillo y la gloria de Dios.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Lunes de la 1ra. Semana de Adviento
Memorial de San Dámaso, Presbítero, Religioso y Doctor de la Iglesia
Diciembre 4
Oración para hoy:
Gracias Señor, porque tú nos llamas a unirnos al amor de tu Sagrado Corazón. Sólo nos pides creer en ti. Amén.
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Lecturas de hoy:
Isaías 2, 1-5
Salmo 122 (121), 1-9
Mateo 8, 5-11
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/120423.cfm
El brillo y la gloria de Cristo en nosotros
En la primera lectura de hoy, el profeta Isaías proclama que “la rama del Señor será brillo y gloria”. Piensa en cómo nuestras decoraciones de Navidad reflejan esta descripción de Cristo. Pero Isaías no está hablando solamente del Mesías; la “rama” del Señor son los seguidores de Cristo.
Cuando pasamos tiempo, diariamente, para unir nuestra vida a la de Cristo, para estar cerca de él y mejorar nuestra persona imitándolo, nos unimos a su brillo y a su gloria. Brillamos con su luz, entonces cuando los demás nos observan, deberían ver la gloria de Dios.
Eso es lo que significa ser santo. Es lo que se necesita para ser un verdadero cristiano. Y probablemente ¡estás revelando la gloria de Dios más de lo que te das cuenta! Por supuesto que nuestros pecados bloquean esa luz y es por esta razón que debemos acercarnos en este tiempo de Adviento, al Sacramento de la Reconciliación. Pero también piensa cómo tu vida revela a Cristo al mundo.
Siguiendo a Jesús e imitándolo, nos convertimos en la rama del Señor que Isaías anticipó. Al dar a Jesús al mundo a través de nuestras acciones y actitudes, revelamos el brillo y la gloria de Dios.
Tener verdadera fe en Jesús significa que creemos en vivir de la manera que él nos enseñó a vivir. Queremos profundamente imitarlo, también anhelamos ayudar a otros a crecer en la fe porque conocemos el valor de la fe.
Observa el tipo de fe exhibida por el centurión en la lectura del Evangelio de hoy. Su amor por alguien más, ¡un sirviente!, lo motivó a ir a la fuente del amor buscando un milagro. Su fe “asombró” a Jesús. No sólo su confianza en Jesús demostró que tenía fe verdadera; sino su compasión por los demás.
¿Cómo has asombrado a Jesús?
Tener fe verdadera significa que confiamos en que Dios está abrazándonos y sosteniéndonos con seguridad, incluso cuando los conflictos y las pruebas nos sacuden. Esta confianza se convierte en una luz para los demás, una revelación de la gloria de Dios, cuando pasamos el amor y el perdón de Dios a los que nos causaron problemas.
Tener fe verdadera significa que permitimos que Jesús sea nuestro Señor, nuestro Maestro, nuestro Guía; así, a través de su Palabra y su Espíritu Santo, recibimos las mejores instrucciones posibles para tratar con nuestros problemas.
Y entonces, ¡las buenas acciones que hacemos en colaboración con Cristo cambiarán el mundo! Su gloria, que resplandece a través de nosotros, propagará la luz de la fe en la oscuridad que nos rodea.
Para meditar más sobre este tema, utiliza nuestro audio: “Ejercicios Espirituales para una Fe Sobrenatural” en https://buenasnuevascatolicas.org/camino39.
© 2023 por Terry A. Modica
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