Cuando la gente te rechaza

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica

“Dios sabe la verdad acerca de ti, ¡y está muy satisfecho por lo bueno que ve en ti!”

Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Miércoles de la 4ta. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de San Juan Bosco, Presbítero
Enero 31, 2024

Oración para hoy:

Padre amado: te pido que abras mi corazón y mi mente, para que el mensaje de Tu Santo Espíritu, a través de quien envíes, sea siempre para mí Tu maravillosa novedad. Amén.

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Lecturas de hoy:

2 Samuel 24, 2.9-17
Salmo 31, 1-2.5-7
Marcos 6, 1-6
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/013124.cfm

Cuando la gente te rechaza

¿Hay alguien que no acepta el nivel de fe que has alcanzado? Tal vez has sido acusado falsamente de hacer algo que nunca hubieras hecho. O tal vez no te han tenido en cuenta para una tarea que eres capaz de hacer y te gustaría hacer.

Lo mismo le sucedió a Jesús en la lectura del Evangelio de hoy.

La buena noticia es que, incluso en nuestro lugar de origen, donde es más posible que la gente desconfíe de los cambios en nosotros, Dios nos da aliados y seguidores.

Tomemos, por ejemplo, a Santiago, uno de los hermanos mencionados en este pasaje del Evangelio. (Él era hermanastro, de acuerdo con el “Protoevangelio de Santiago” escrito cerca del año 150 d.C., que dice que José era viudo cuando se casó con María. Es más posible que fuera un primo cercano, que ambos, María y José, vivieran vidas consagradas desde la infancia y, para estar unidos a Dios, mantuvieran su promesa de celibato y que ambos vinieran de un grupo de parientes de familias muy devotas, siendo Santiago parte de esa familia.) Santiago se convirtió en discípulo e incluso escribió una carta, que más tarde fue aceptada en el canon del Nuevo Testamento. En la Iglesia primitiva, él sirvió como obispo de la comunidad Judeocristiana en Jerusalén; San Pablo lo reconoció como uno de los “pilares” de la Iglesia (Gálatas 2, 9).

Y, por supuesto, la madre de Jesús era otra fiel creyente de la familia.

Dios tiene a un Santiago y una María por cada uno de nosotros en nuestras familias o entre los amigos de nuestra ciudad natal. Al momento de las falsas acusaciones, ridiculizaciones y rechazo, necesitamos pasar tiempo con estas personas. Ellos pueden identificar nuestros dones y nuestro llamado de Dios y recordarnos las verdades buenas en nosotros, no para que nos sintamos orgullosos, sino para edificarnos y renovarnos, para alentarnos y sacar lo mejor de nosotros mismos.

Cuando nos enfrentamos con gente que nos rechaza, a imitación de Cristo, nos tenemos que alejar de ahí. Jesús no intentó de manera repetida cambiar su forma de pensar. El no insistió para que lo escucharan. Ni tampoco se quedó parado y dejó que lo golpearan. Llegaría el día cuando permitiría que ese tipo de gente lo clave en una cruz, pero no será este día.

No nos gusta que nos rechacen. Deseamos que nuestras creencias sean valoradas y validadas. También queremos que los demás confíen en nuestra sabiduría por su propio bien. Ahora bien, si no tienen oídos para oír, sólo estamos desperdiciando nuestro tiempo. Dios no ha terminado de prepararlos para que acepten la verdad.

Alejarnos no necesariamente quiere decir que nos saldremos de sus vidas. A menudo es así, pero cuando estamos casados con alguien que duda, o estamos trabajando con no creyentes, o de alguna otra manera estamos obligados a permanecer, alejarnos se consigue con una actitud santa. En vez de permitirles controlar nuestras emociones, usamos nuestras vidas — en lugar de palabras — para probar que estamos en lo correcto.

En realidad, sólo la opinión que tiene Dios de nosotros es lo único que cuenta. Está bien si los demás te juzgan mal, porque Dios sabe la verdad acerca de ti, y ¡Él está muy satisfecho con lo bueno que ve en ti!

© 2024 por Terry A. Modica

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