Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Algunos escribas respondieron: “Maestro, has respondido bien.” Y ya no se atrevieron a preguntarle nada más. (Lucas 20, 29-40)
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Sábado de la 33ra. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 23, 2024
Lecturas de hoy:
Apocalipsis 11, 4-12
Salmo 143, 1-2.9-10
Lucas 20, 27-40
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/112324.cfm
¿Hay peligro en la idolatría involuntaria?
Los escribas y saduceos pensaron que le habían hecho a Jesús una pregunta tramposa en Lucas 20, 27-40. Sin embargo Jesús la manejó con gracia. Por supuesto. (¿No nos gustaría a todos poder hacerlo así?)
Una parte graciosa de esta escritura, a veces pasada por alto, se encuentra cerca del final: “Maestro, has respondido bien.” ¿En serio señores? ¿Quién es el maestro? Los escribas dieron su aprobación como si Jesús fuera un estudiante. Claramente no reconocieron la sabiduría superior de Jesús y, mucho menos, su divinidad.
Vemos que lo mismo sucede hoy a nuestro alrededor. Se llama “idolatría del yo”.
La idolatría del yo se revela con más frecuencia en el relativismo moral. Las personas no pueden reconocer la sabiduría superior de Jesús cuando deciden, por sí mismas, qué es correcto y qué no, qué es pecado y que no lo es (si es que alguna vez piensan en la palabra “pecado”). Lo que Dios dice que está mal, ahora se considera bueno y, lo que Dios dice que es bueno, se considera malo y toda persona que está del lado de Dios públicamente, es considerada como equivocada y mala (vemos que esto sucede en las controversias sobre aborto, matrimonios homosexuales y la ideología del transgenderismo).
Pero no sólo los no cristianos son atrapados en la idolatría del yo. Todos necesitamos examinar nuestras conciencias sobre el tema. Si pedimos la ayuda de Dios y luego le decimos cómo debería ayudar, enojándonos o molestándonos si él no lo hace según nosotros decimos, hemos sucumbido a la idolatría del yo. Esto sucede porque no creemos total y plenamente que Dios nos ama y quiere lo mejor para nosotros.
Si descartamos las enseñanzas de la Iglesia, basadas en las Escrituras, porque son inconvenientes (como vivir una relación de tipo matrimonial sin el Sacramento del Matrimonio), hemos sucumbido a la idolatría del yo. Esto sucede porque no comprendemos plenamante que el final último de todas las enseñanzas de la Iglesia (del Magisterio oficial de la Iglesia) es siempre el amor.
Para todo, necesitamos confiar en el amor de Dios y reconocer la sabiduría superior de Jesús.
Una vez alguien me preguntó: “Mi primer matrimonio fue nulo, pero el primer matrimonio de mi nueva esposa nunca fue declarado nulo. Por lo tanto no podemos casarnos en la Iglesia, pero me enojé cuando le pedí a mi pastor que bendijera los años que íbamos a usar para nuestra boda y me dijo que no podía hacerlo. ¿Podría explicarme por qué no podía hacerlo?”
¡Esa es una buena pregunta! El hombre que lo preguntaba estaba buscando humildemente una mayor comprensión. Estaba parado en el puente entre la idolatría del yo y la santidad de hacer las cosas a la manera de Dios, incluso aunque fuera inconveniente.
Con el paso de los años, he visto situaciones similares en las que las parejas que se amaban no tenían una comprensión sobre el camino de la santidad, y sobre cómo era el matrimonio feliz y profundo que Jesús ofrece. Por eso quisiera compartir contigo la respuesta que di a la pregunta de este hombre. Por favor, haz click en el enlace para el PalabrasVivas llamado: “El Peligro de la Idolatría Involuntaria en el Matrimonio” en https://buenasnuevascatolicas.org/profundiza-tu-fe/idolatria-involuntaria/
© Terry A. Modica, Good News Ministries
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