Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
El amor no tiene límites; siempre es generoso.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
26to. Domingo del Tiempo Ordinario
Septiembre 28, 2025
Oración para hoy:
Señor Jesús: libera mis sentidos de distracciones y orienta mis ojos, mis oídos y mi corazón hacia Ti. Tú me llamas a cambiar de vida, Tú quieres para mí lo más hermoso, lo que nunca podría imaginar. Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.
Lecturas de hoy:
Amós 6, 1. 4-7
Salmo 145, (1b). 7-10
1 Timoteo 6, 11-16
Lucas 16, 19-31
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/092825.cfm
¿Qué nos hace ser generosos?
¿Cuál fue el pecado del hombre rico en esta historia del Evangelio del domingo? ¿Qué lo atormentaba después de su muerte? Ser rico no es pecado; lo que torturaba su alma fue su decisión de no compartir su riqueza con Lázaro mientras tuvo la oportunidad.
La muerte no es un cierre de la vida; es la apertura de nuestras almas para estar completamente vivos en la verdad del amor de Dios. La muerte nos despierta a la plena realidad de quién es Dios y todos los dones que nos ha dado y qué tan bien — o mal — hemos invertido esos dones.
Cada vez que compartimos con los demás los dones que hemos recibido, estamos invirtiendo en el Reino de Dios. En la economía de Dios, nuestras inversiones siempre pagan muy bien. ¡Recibimos más de lo que damos para que podamos compartir aún más!
Por el contrario, cuando protegemos y guardamos algo para nosotros mismos, lo perdemos como una flor que está “protegida” en una caja oscura. La flor se marchita, no puede crecer en la oscuridad. Todo lo que tratamos de proteger termina inútil e incluso se torna venenoso: nos estancamos espiritual y emocionalmente. Los dones se pudren. Nuestro egoísmo destruye nuestra unión con Dios, que es el Maestro de la Generosidad.
Cada día se nos da la oportunidad de compartir algo — alguna bendición de Dios — con los demás.
Tal vez lo que hizo que el hombre rico se alejara de Lázaro era su enfermedad. Dado que Lázaro estaba cubierto de llagas, podemos suponer que era un leproso y altamente contagioso.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Compartimos menos porque sentimos repugnancia hacia aquellos que necesitan lo que tenemos? O tal vez el miedo nos detiene. O el resentimiento o la ira que no perdona. Para estar unidos a Dios y experimentar la alegría eterna, no podemos vivir en este estado. Tenemos que dejar que el amor nos motive. El amor no tiene límites; siempre es generoso.
En la segunda lectura, escuchamos: “compite bien por la fe.” ¿Contra quién estamos compitiendo? ¡Con nosotros mismos! ¿Estás más santo hoy que la última vez que tuviste la oportunidad de ser generoso? ¿Estás espiritualmente más fuerte porque has trabajado duro al hacerte más amoroso y generoso?
Preguntas para la Reflexión Personal:
Recuerda a alguien que encuentres repugnante y desagradable. ¿Qué tan generoso eres hacia él o ella? Si has perdido la oportunidad de compartir una bendición con esta persona, el Sacramento de la Reconciliación te dará la fuerza, a través de la gracia especial, para superar este pecado.
Preguntas para Compartir la Fe en Familia y en Comunidad:
Da ejemplos de momentos en los que las personas se alejan de las oportunidades de ser generosos. Explica las razones de por qué sucede esto. ¿Cómo has sido tú un Lázaro al que se le negó lo que necesitaba debido a los prejuicios de alguien? ¿Qué aprendiste de esa experiencia que cambió tus propias actitudes sobre la generosidad?
© Terry A. Modica, Good News Ministries
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