Volando alto en el Espíritu

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

La máxima altura es la libertad de la vida en el Espíritu


Para medir tu libertad de espíritu, examina cuán apegado estás a este mundo.


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Martes de la 2da. Semana de Pascua
Abril 9, 2024

Oración para hoy:

Jesús, dame docilidad para ser guiado por tu Espíritu. Ayúdame a dominar mis pasiones y que pueda escuchar tu voz guiándome en lo más profundo de mi corazón. Amén.

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Lecturas de hoy:

Hechos 4, 32-37
Salmo 92, 1-2.5
Juan 3, 7b-15
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/040924.cfm

Volando alto en el Espíritu

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¿Qué significa “nacer de lo alto”? En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús explicó qué significa ser guiado por Dios, incluso cuando no sabemos dónde nos está llevando. Significa ser libre para flotar en el Espíritu en todo momento en cualquier dirección, porque no estamos apegados a este mundo, aunque sea lo que podemos tocar, oler, ver, escuchar de forma audible, y controlar.

La vida en el Espíritu es como vivir como una pluma al viento; sin ofrecer resistencia a ser recogido y transportado por una ráfaga que no podemos ver, no alarmarnos cuando nos encontramos en un lugar inesperado. Sin embargo, ser una pluma liviana que es llevada por el aliento invisible del Señor, nos asusta más que lo que nos relaja, porque desafía nuestra “necesidad” de estar en control.

Vemos en la primera lectura de hoy que los creyentes se despojaban de sus posesiones por el bien de la comunidad. Estaban tan llenos del Espíritu, tan confiados en Dios, que todos estaban disponibles para ser usados por Dios para satisfacer las necesidades de los demás. ¿Por qué no podemos llegar a ser de esa manera? Es posible – este es el diseño de Dios – pero sólo puede ocurrir en el contexto de la comunidad.

Por nosotros mismos, no podemos ser tan generosos, suministrando todo lo que otra persona necesita, pero creemos que deberíamos, por lo que nos sentimos abrumados e inadecuados y, por lo tanto, no hacemos nada en absoluto. Nos quedamos atrapados en nuestras insuficiencias porque vivimos vidas tan individualistas que olvidamos que somos parte del Cuerpo de Cristo en la tierra, que es toda la Iglesia en la comunidad. Individualmente, el Espíritu Santo nos muestra qué necesidades específicas de la comunidad quiere que atendamos y, en la comunidad, el Espíritu de Cristo se une a nuestra ayuda hacia los demás, que también pueden ayudar. Por lo tanto, las necesidades de todos pueden ser satisfechas.

Para medir tu libertad de espíritu, examina qué tan apegado estás a este mundo. Ponte a prueba con la canasta de la colecta durante la Misa. En las Escrituras Dios pide repetidamente un diezmo, es decir, el 10% de nuestros ingresos totales (que se puede dividir entre la parroquia y otras organizaciones benéficas). Si estamos tan apegados a nuestras posesiones que no podemos dar un cinco por ciento de nuestro dinero para nuestra propia parroquia, ¿qué tan libres somos para seguir cualquier otra directiva del Espíritu?

¿Y si el Señor te hace consciente de un feligrés que no puede conseguir empleo porque no tiene coche? ¿Qué sucedería si estuvieras a punto de cambiar tu coche viejo por uno nuevo? ¿Le darías el tuyo? ¿Y si tratara de pagarte pero su cheque fuera rechazado? ¿Le exigirías el pago o perdonarías la deuda? ¿O le darías las gracias a Dios por la oportunidad de experimentar una de las heridas de Jesús a medida que continúas flotando donde el Espíritu te lleve? (Realmente es posible; hablo por experiencia).

San Juan de la Cruz dijo: “No hay gran diferencia si un ave está atada con un hilo delgado o con una cuerda. Porque, aunque esté atada con un hilo, el ave no podrá escapar igual que si estuviera atada con una cuerda – es decir, que estará impedida de volar, siempre que no se rompa el hilo. Este es el mal de un hombre que está apegado a algo; no importa lo mucho que tenga de virtud, no podrá llegar a la libertad de la unión divina”.

© 2024 por Terry A. Modica

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