Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Si traemos a Jesús al encuentro, la ocasión se vuelve sagrada, santa.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Jueves de la 32da. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 14, 2024
Oración para hoy:
Señor Jesús, enséñame, con tu misericordia, a descubrir tu reinado a mi alrededor cada día y a responderte como Tú lo esperas: con un corazón atento, confiado y generoso. Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
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Lecturas de hoy:
Filemón 7-20
Salmo 145, (5a) 7-10
Lucas 17, 20-25
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/111424.cfm
¡Jesús viene! No, ¡Jesús está aquí!
Muchas personas están buscando señales de que la segunda venida de Cristo ocurrirá pronto. Cansados de sufrir, esperamos que la victoria total de Dios se dé prisa y llegue. Queremos que los malhechores sean castigados y retirados del mundo y de nuestras vidas e incluso de nuestros pensamientos. Queremos que Satanás sea pateado fuera de la tierra y se vaya al infierno.
Hoy, Jesús nos está diciendo lo mismo que les dijo a los fariseos en la lectura del Evangelio: ¡El Reino de Dios ya está aquí!
La Iglesia Católica enseña que los “últimos tiempos” se iniciaron en la resurrección de Jesús y comenzaron cuando el Espíritu Santo descendió sobre la tierra y vino a vivir en todos los creyentes. Es una época de misericordia, perdón y amor, una época en la que continuamos la misión de Cristo, venciendo el mal al dejar que la obra de Cristo se manifieste a través de nosotros con nuestra propia santidad. Somos el cuerpo de Cristo en la tierra y estamos fortalecidos por el Espíritu Santo para hacer lo que Jesús quiere que hagamos, extendiendo sus manos, su voz y su actividad a través de nuestra propia vida.
Así que ¿por qué estamos esperando que Jesús aparezca? ¡Ya está aquí! Tenemos que vivir como si su segunda venida fuera a pasar mañana, pero en vez de estar en la ventana buscando las señales de que Jesús vendrá pronto a rescatar al mundo del mal, tenemos que salir y hacer el rescate – en el nombre de Jesús y a través del poder del Espíritu de Jesús.
En lugar de esperar el regreso de Jesús a la tierra, debemos encontrarlo ahora en las personas de nuestra comunidad cristiana donde sea que podamos encontrarlas, y debemos ser Jesús con ellos, sirviendo como el Cuerpo de Cristo Unido para enfrentarse al mal y servir a los demás cuando son aquejados por el mal.
Este es el punto que Dios señala en la primera lectura. Esta breve carta de San Pablo fue escrita a un creyente llamado Filemón cuyo esclavo, Onésimo, lo había engañado y había huido. El nombre “Onésimo” significa “útil”, y Pablo se aprovechó de eso para decirle a Filemón que el anteriormente esclavo inútil debía ser respetado y compasivamente reinstalado en su trabajo.
¿Cuántos Onésimos conoces? Éstos son las personas que al parecer no tienen ningún valor para nosotros y las que nos han engañado. Debemos tratar a todos como si nos reuniéramos con Jesús mismo. San Francisco de Asís sabía esto, así que se arrodillaba frente a los pies de cada persona que se encontraba. ¿Te parece demasiado drástico? Bueno, al menos podríamos sonreírles.
El Reino de Dios viene a nosotros todos los días a través de cada persona que nos encontramos. Si traemos a Jesús al encuentro, la ocasión se vuelve sagrada, santa. Y ¿no es interesante que a Dios le guste hablar con nosotros a través de aquellos que parecen inútiles e ignorantes? (Él disfruta de la ironía).
“Dale la bienvenida como me la darías a mí” es la invitación de Pablo a Filemón. Está diciendo las palabras de Cristo mismo, quien dice en Mateo 25 que lo que hacemos con el menor – el menos querido por todos – lo hacemos con él. ¡Nosotros debemos entrenarnos para reconocer el Reino de Dios donde menos esperamos encontrarlo!
© Terry A. Modica, Good News Ministries
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