[ ORACIONES ]
La historia detrás de la Oración a San Miguel
Según la historia que se cuenta sobre la oración a San Miguel, aunque sin evidencias escritas para respaldarla, el Papa León XIII había terminado de celebrar Misa con los Cardenales. Repentinamente, cayó al piso en un profundo desmayo. Los médicos que corrieron a su lado, no pudieron encontrar su pulso y creyeron que había muerto. No obstante, el Papa León XIII recobró la conciencia y exclamó con gran emoción: “Oh, ¡qué horrible escena se me ha permitido ver!”
Había recibido una visión de espíritus del mal que habían sido liberados del Infierno y sus esfuerzos por destruir la Iglesia. Pero, en medio del horror, San Miguel Arcángel apareció y expulsó a Satanás y sus legiones al abismo del infierno. Poco después, el Papa León XIII escribió la siguiente oración a San Miguel.
La versión original
Oh Glorioso Príncipe de las Milicias celestiales, San Miguel Arcángel, defiéndenos en el combate y en la terrible guerra que estamos librando contra los principados y poderes, contra los gobernantes de este mundo de oscuridad, contra los espíritus del mal. Ven en auxilio del hombre, que Dios Todopoderoso creó inmortal, hizo a Su propia imagen y semejanza y redimió a gran precio de la tiranía de Satanás.
Pelea en este día la batalla del Señor junto con los santos ángeles, como ya has luchado contra el líder de los ángeles orgullosos, Lucifer, y sus huestes apóstatas que fueron incapaces de resistirte y ya no hubo lugar para ellos en el Cielo. Esa antigua serpiente cruel, llamada demonio o Satanás, que seduce a todo el mundo, fue expulsada al abismo con sus ángeles. He aquí, este enemigo primitivo y asesino de hombres ha cobrado valor. Transformado en un ángel de luz, deambula con una multitud de espíritus malvados, invadiendo la tierra para erradicar el nombre de Dios y de Su Cristo, para apoderarse, matar y arrojar a la perdición eterna a las almas destinadas a la corona de la gloria eterna. Este malvado dragón derrama, como un torrente impuro, el veneno de su malicia sobre los hombres de mente depravada y corazón corrompido, el espíritu de mentira, de impiedad, de blasfemia, y el aliento pestilente de la impureza, y de todo vicio e iniquidad.
Estos astutos enemigos han llenado y embriagado de hiel y amargura a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado, y han puesto sus manos impías sobre sus más sagrados bienes. En el mismo Lugar Santo, donde la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad han sido erigidas como luz del mundo, han alzado el trono de su abominable impiedad, con el inicuo designio de que cuando el Pastor ha sido golpeado, las ovejas pueden ser dispersadas.
Levántate, oh invencible Príncipe, trae ayuda, contra los ataques de los espíritus perdidos, al pueblo de Dios y dale la victoria. Ellos te veneran como su protector y Santo Patrono; en ti la Santa Iglesia se gloría como su defensor contra los maliciosos poderes del infierno; a ti Dios te ha encomendado las almas de los hombres para que los lleves a la beatitud celestial. Oh, ruega al Dios de la paz que ponga a Satanás bajo nuestros pies, y así vencido ya no pueda retener al hombre en cautiverio y dañar a la Iglesia. Ofrece nuestras oraciones a la vista del Altísimo, para que puedan encontrar misericordia rápidamente ante la mirada del Señor; y venciendo al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, lo hagas otra vez cautivo en el abismo, para que no seduzca más a las naciones. Amén.
V. He aquí la Cruz del Señor; dispérsense poderes hostiles.
R. El León de la tribu de Judá ha vencido, el retoño de David.
V. Que Tus misericordias estén sobre nosotros, Oh Señor.
R. Como hemos esperado en Ti.
V. Oh Señor, escucha mi oración.
R. Y que mi lamento llegue hasta Ti.
Oremos:
Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, invocamos Tu santo Nombre e imploramos Tu clemencia para que, por la intercesión de María, siempre Virgen Inmaculada y nuestra Madre, y del glorioso San Miguel Arcángel, te dignes ayudarnos contra Satanás y los otros espíritus impuros que deambulan por el mundo para dañar a la raza humana y lograr la perdición de las almas. Amén.
Versión corta
El Papa León XIII ordenó que la conocida versión corta de esta oración fuera recitada diariamente luego de la Misa en todas las iglesias católicas. La dejamos aquí para tu uso personal. Siéntete libre de adaptarla según tus necesidades porque las palabras no son mágicas. La intención y propósito de tus oraciones son lo que más importa.
San Miguel Arcángel, defiende a <nombre> en la batalla; se el auxilio de <nombre> contra las maldades y trampas del Demonio. Que Dios lo reprima, te pido humildemente, y a ti, Oh Príncipe de las Milicias Celestiales, por el poder de Dios, expulsa al infierno a Satanás y a los otros espíritus del mal que deambulan por el mundo buscando arruinar las almas.
Oh glorioso Príncipe San Miguel, jefe y comandante de las huestes celestiales, guardián de las almas, vencedor de los espíritus rebeldes, servidor en la casa del Rey Divino y nuestro admirable guía, tú que con excelencia y virtud sobrehumana libras de todo mal a los que se vuelven a ti con confianza, permítenos, bajo tu graciosa protección, servir a Dios cada día más fielmente.
¡Amén!
He aquí algunos pasajes de las Escrituras para leer y orar:
- 2 Timoteo 4, 18
- Romanos 12, 2
- Efesios 5, 11
- Santiago 4, 7
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