Segundo Misterio Gozoso para la Paz Mundial

[ ORACIONES ]

LA VISITACIÓN

Este es el relato de la Visitación. María se apresuró a ir a un pueblo en la montañosa región de Judea, donde entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel… Isabel dijo a María: “¡Bendita aquella que creyó lo que el Señor le dijo que se cumpliría en ella!”

Y María dijo:
“Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,
porque Él se ha fijado en
la humildad de su sierva.
Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Todopoderoso ha hecho grandes cosas por mí —
Su nombre es santo.
Su misericordia se extiende a aquellos que le temen,
de generación en generación.
Ha hecho cosas poderosas con Su brazo;
ha derribado a los orgullosos.
Derribó a los reyes de sus tronos pero ha exaltado al humilde…”
(Lucas 1, 39-52 : la Visitación)

Oración del Papa Pablo VI:

Señor, Dios de paz, que haz creado al homre, el objeto de Tu generosidad para estar cerca de Ti en la gloria, te bendecimos y te damos gracias porque nos has enviado a Tu Hijo amado, Jesús, haciendo de Él el misterio de la pascua, el arquitecto de toda la salvación, la fuente de toda paz, el lazo de la verdadera hermandad. Te agradecemos por el deseo, los esfuerzos, los logros que Tu espíritu de paz ha llevado a cabo en nuestro día: reemplazar el odio por el amor, la diferencia por la comprensión, la indiferencia por el cuidado. Abre aún más nuestros corazones a las necesidades de todos nuestros hermanos y hermanas, para que seamos capaces de construir una verdadera paz. Recuerda, Padre de misericordia, a todos aquellos que tienen dolores, que sufren y mueren por la causa de una mayor hermandad en el mundo. Para todos aquellos de cualquier raza, cualquier lengua – que venga Tu reino: Tu reino de justicia, de paz, de amor; y que la tierra esté llena de tu gloria. Amén.

Padre Nuestro, que estás en el Cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Dános hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo;
bendita Tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
(10x)

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
¡Amén!

Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados,
sálvanos del fuego del infierno
y guía a todas las almas al Cielo,
especialmente a aquellas que necesitan más de Tu Misericordia.