Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Dios es amor. Si servimos a Dios porque le amamos, también amamos a cada uno de los que él ama (lo cual es CADA uno).”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Miércoles de la 10ma. Semana del Tiempo Ordinario
Junio 14, 2023
Oración para hoy:
Gracias Señor, porque cuando me enseñas a amar, me llevas a cumplir todo lo necesario para ser feliz en ti. Amén.
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Lecturas de hoy:
2 Corintios 3, 4-11
Salmo 98, 5-9
Mateo 5, 17-19
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/061423.cfm
Trabajando para una gloria mayor
En la primera lectura de hoy, San Pablo hace una interesante comparación entre la gloria de la ley de Dios que se desvanece y la gloria del Espíritu de Dios que es duradera. Lo que se desvanecía era la antigua alianza. Había traído condenación – el “ministerio de muerte” -, porque ninguno de nosotros es totalmente obediente a la ley. La nueva alianza nos da vida por la muerte de Jesús y por el Espíritu Santo, que es el Dador de Vida – porque ninguno de nosotros es totalmente obediente a la ley.
Jesús dice en el Evangelio de hoy que vino a cumplir la ley, lográndolo por su total obediencia. Por no pecar nunca y por hacer siempre la voluntad del Padre, aun cuando quiso resistirse a ella (recuerda su lucha en el Huerto de Getsemaní), él pudo establecer una nueva alianza. Esta alianza pone de manifiesto las verdaderas intenciones de la ley – el espíritu de la ley, el “ministerio del Espíritu” – que nos llama a niveles más altos que la antigua alianza.
A veces confundimos estos niveles más altos con el perfeccionismo, como si pudiéramos alcanzar el cielo por la obediencia a las leyes y normas de la Iglesia y a las reglas litúrgicas. Nos centramos en la obediencia de la ley al pie de la letra, olvidando el Espíritu de la ley. La nueva alianza es la vida en el Espíritu Santo, que nos hace imitar a Cristo en todo lo que hacemos, lo que nos lleva a la plena obediencia a Dios.
La diferencia en la relación con Dios en la antigua y la nueva alianza es el amor. Si servimos a Dios porque lo amamos, también amamos a todos los que él ama (que es TODO el mundo). Este amor se manifiesta en la disponibilidad con que los servimos. Aunque podamos cansarnos o sentirnos heridos o tener que realizar tareas desagradables, siempre queremos hacer más por él. No estamos satisfechos con ser mediocres, porque Jesús no era mediocre, y por ello hacemos nuestro mejor esfuerzo para sobresalir.
Si servimos a Dios sólo por obediencia, estamos tratando de llegar al cielo por la antigua alianza. Esto se evidencia por la forma en que actuamos, más por remordimiento que por amor. Por ejemplo: “Estoy haciendo esto porque el pastor me lo pidió. Si yo digo que no, no le gustará, o tal vez a Dios no le guste y un rayo me matará.”. Cualquier gloria por servir a Dios se desvanece. Nuestro entusiasmo se desvanece. Nos quejamos del trabajo. Tomamos atajos para realizar el trabajo.
Una de las mayores glorias que una persona puede tener es dar a Jesús a los demás. Sin embargo, ya sea como un sacerdote que consagra el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo o como un diácono o laico que distribuye la Eucaristía, aunque hagamos esto porque amamos a Jesús, presente en la Eucaristía, si no amamos a cada persona que viene a nosotros para recibir a Jesús – en la Misa y en nuestra vida cotidiana – tampoco estamos amando a Jesús realmente.
El Espíritu de la ley es el amor. Jesús cumplió la antigua alianza en representación nuestra para que pudiera resucitarnos a un ministerio de amor que sea vivido en todo momento de cada día.
Para meditar más sobre este tema, utiliza nuestro PalabrasVivas: “La Ley del Amor” en https://buenasnuevascatolicas.org/biblia-estudio/biblia-ley-del-amor/.
© 2023 por Terry A. Modica
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