Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Si aceptamos la verdad de quién es Jesús, vivimos en esa verdad y Jesús nace en el mundo a través de nuestro comportamiento.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Martes de la Semana de Navidad
Memorial de San Basilio Magno y San Gregorio Nacianzeno, Obispos y doctores de la Iglesia
Enero 2, 2024
Oración para hoy:
Padre, me asignaste una misión y me capacitaste para ella. Concédeme la gracia de discernir cuál es y dame fuerzas y determinación para llevarla adelante. Amén.
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Lecturas de hoy:
1 Juan 2, 22-28
Salmo 98 (97), 1-4
Juan 1, 19-28
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010224.cfm
La verdad sobre la verdad
En la primera lectura de hoy, se nos dice que la unción que recibimos de Dios durante nuestro bautismo permanece en nosotros siempre, y por lo tanto “no necesitas que nadie te enseñe”. ¿De acuerdo, literalmente? Debido a mi unción, todo lo que siento que es correcto es correcto, y lo que sea que creo que es la verdad, ¿es verdad?
No exactamente. Juan estaba escribiendo sobre engañadores. Muchas voces en nuestro mundo nos dicen que tienen una mejor comprensión de la verdad que la Iglesia. Estamos bombardeados por influencias de todas las direcciones mientras las personas intentan convencerse a sí mismas de que su inmoralidad está realmente bien al tratar de convencernos de que estamos de acuerdo con ellas. El relativismo moral es una filosofía omnipresente que nos hace vulnerables a estos engaños.
A veces somos engañadores accidentales, pensando que estamos enseñando la verdad al mismo tiempo que difundimos un concepto erróneo porque estamos mal informados y hemos descuidado investigar sobre el tema.
Entonces, ¿cómo averiguamos qué creer y qué ignorar? ¿Cómo podemos estar seguros de que tenemos la comprensión correcta?
Dios lo ha provisto al darnos los sacramentos de la unción a través de la Iglesia (Bautismo, Confirmación, Órdenes Sagradas, Unción de los Enfermos) y el don del discernimiento del Espíritu Santo. Estamos facultados para reconocer la verdad por el único maestro perfecto de la verdad, el Espíritu de la Verdad que vive dentro de nosotros y habla a nuestros espíritus.
El problema es que a menudo no queremos escuchar la verdad por completo. Y entonces no estamos completamente en contacto con el don de la verdad del Espíritu. Cuando nos viene a la mente una interpretación humana de la verdad, Dios nos avisa de su aprobación o desaprobación, pero recibimos su guía sólo en la medida en que estamos humildemente dispuestos a aceptarla.
La verdad es la sustancia más dura del universo. No se puede cambiar, incluso cuando tratamos de remodelarla. Dios nunca cambia, y por lo tanto la verdad nunca cambia, ya que Dios y la verdad son uno. Pero aquellos que no quieren creer en esta verdad sobre la verdad dicen cosas como “cada quien lo suyo” o “vivir y dejar vivir” y “lo que sea que funcione para ti está bien”.
Cuando escuchas o dices un engaño, ¿qué está haciendo el Espíritu de la Verdad? ¿Por qué te sientes incómodo? ¿Por qué alguien que arroja una falsedad siente que tienen que luchar duro para convencer a los demás de que es una verdad? La razón es que el Espíritu Santo está contradiciendo el engaño, y cada persona siente esto en el fondo. ¡La unción de Dios está funcionando!
La primera lectura de hoy habla principalmente sobre la verdad de quién es Jesús, porque él enseña toda la verdad, y todas las enseñanzas verdaderas nos muestran cómo permanecer unidos a él.
Si aceptamos la verdad sobre quién es Jesús, vivimos en esa verdad y Jesús nace en el mundo a través de nuestro comportamiento. Cuando venga por nosotros en el momento de nuestras muertes, tendremos la vida eterna. Sin embargo, todo el daño que hemos causado al vivir en contra de la verdad debe ser purificado y expiado antes de que podamos entrar plenamente en la gloria del cielo. Todos los conceptos erróneos y engaños serán eliminados, porque nos encontraremos cara a cara con el Señor, que es el camino, la verdad y la vida.
© 2023 por Terry A. Modica
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