Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Cuando morimos, Jesús viene por nosotros y nos aclara todos los errores de concepto sobre cómo hemos vivido nuestras vidas y sobre quién es Él realmente.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Miércoles de la 4ta. Semana de Pascua
Memorial de San Miguel de Sigmaringen
Abril 24, 2024
Oración para hoy:
¡Te doy gracias Padre Santo por dar luz a nuestras vidas en Jesús! Que Tu palabra eche raíz en mi corazón, para anunciarla a aquellos que aún no la conocen. Amén.
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Lecturas de hoy:
Hechos 12, 24 — 13, 5a
Salmo 66, 2-6.8
Juan 12, 44-50
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/042424.cfm
Recibe lo que eliges para la eternidad
En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús explica cómo las personas terminan en el infierno.
Muchos se confunden acerca de esto. Como cristianos católicos, hemos sido enseñados que inmediatamente después de nuestra muerte “recibimos” nuestro Juicio Particular (es decir personal) y que nuestra alma va inmediatamente a su recompensa o castigo. Pero, si malinterpretamos el significado divino de “recibir”, suponemos que nuestro destino depende totalmente de cómo el juez decide la sentencia para nosotros.
Partimos de que Dios o nos da el cielo (con el purgatorio primero si tenemos que ser purificados de alguna falta de santidad cuando morimos) o nos da el infierno (si hemos cometido un pecado mortal sin arrepentirnos y confesarnos y/o si rechazamos la fe en Jesús).
De esta forma, tenemos la impresión de que Dios es un padre duro que está ansioso por castigar a los hijos malos y luego asumimos que todo lo malo que nos sucede es porque somos malos y Dios nos está castigando. A causa de esta forma de pensar tememos que, ya que no somos perfectos, podríamos perder nuestra salvación. Y (odio admitir esto) esperamos que los pecadores no arrepentidos que nos irritan enormemente finalmente tendrán su recompensa en la condenación eterna de Dios.
¿Verdad? ¿Esperas que este mundo, debido a su inmoralidad generalizada y deterioro, pronto sea severamente castigado por intervención divina? En cierta medida a todos nos gustaría ver castigados a los malhechores, pero Jesús no vino a condenar al mundo, Él no tiene por qué. Nos condenamos nosotros mismos. El infierno no es lo que Dios quiere para los malhechores; es lo que ellos buscan para sí mismos.
Al morir, Jesús viene por nosotros y despeja nuestra mente de todas las ideas falsas sobre cómo hemos vivido nuestras vidas y quien es Él realmente. Entonces, comprenderemos plenamente, recibiremos lo que queremos. Si queremos ser como Él, seremos purificados de todo aquello que no es como Él. Si preferimos no ser como Cristo, optamos por no pasar la eternidad con Él. Dios nos da lo que queremos.
(Puedes investigar si buscas la palabra “salvación” en el Catecismo; Ver: http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html)
Dios no condena a nadie al infierno, porque Jesús tomó el castigo para nosotros y para todo el mundo. Dios no rechaza a nadie que acepta la salvación que Jesús ofrece, incluso si ocurre en el momento de la muerte. Dios no aparta a nadie que quiera vivir para siempre con el Salvador, pero tampoco rechaza nuestras decisiones de libre albedrío para hacer caso omiso de la verdad.
Por eso añadió: “Quien me rechaza y no acepta mis palabras es juzgado — no por mí: sino por las palabras que dije.”
¿Cuál es la palabra que condena a la gente? “Te amo. Realmente, realmente te quiero. Te amo tanto que morí por ti.” Rechazar esto es preferir el infierno.
© 2024 por Terry A. Modica
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