Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Dios es amor y cada una de Sus leyes está basada en el amor.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Martes de la 28va. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de Santa Teresa de Jesús, virgen y Doctora de la Iglesia
Octubre 15, 2024
Oración para hoy:
Que tu Santo Espíritu abra mis ojos para que pueda ver qué es verdaderamente importante para mi vida y la de mis hermanos. Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.
Lecturas de hoy:
Gálatas 5, 1-6
Salmo 118, 41.43-45.47-48
Lucas 11, 37-41
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101524.cfm
La verdadera obediencia
Verdadera obediencia a las leyes de Dios es verdadera fe — no porque la obediencia nos gana la aprobación de Dios y nos lleva al cielo, sino porque la fe es la presencia de Cristo dentro de nosotros y él es el cumplimiento de la ley.
La primera lectura de hoy nos recuerda que la fe se expresa a través del amor. Puesto que Dios es amor y todas sus leyes se basan en el amor, la obediencia sin amor es legalismo, es decir, ley sin fe. Y esto, dice San pablo, es un intento de justificarnos a nosotros mismos; es caernos de la gracia. ¿Por qué? Porque nos separa de Cristo que ya nos justificó por medio de su muerte en la cruz.
En la lectura del Evangelio Jesús define el problema central de la obediencia legalista: no es capaz de cambiarnos interiormente. La actitud del fariseo era bastante condescendiente hacia Jesús, lo cual revela que su obediencia a las leyes y reglas de la vida religiosa no había conmovido su corazón con amor, estaba más preocupado por los rituales que por la gente.
Las leyes morales, las normas de la Iglesia y normas rituales son buenas y necesarias, todos ellas se basan en la Ley del Amor. Su propósito es llevarnos a una relación más fuerte, más estrecha con el Autor del Amor y con toda la Iglesia que encarna este Amor. La desobediencia es, o bien rebelión contra el amor, o ignorancia de las razones para obedecer y alguien, en algún lugar y de alguna manera, se hace daño.
Sin embargo, cuando amamos a la obediencia más de lo que amamos a las personas, la ley misma se convierte en nuestro dios. Para imitar a Cristo debemos preocuparnos lo suficiente por los demás como para dejar de lado el legalismo cada vez que interfiera con su salvación o sus necesidades básicas. ¡La Iglesia nos llama a esto en el Derecho Canónico!
Por favor, fíjate: las leyes morales son inmutables porque siempre es falta de amor desobedecerlas. Pero las reglas, las normas y las políticas cambian cuando cambian los problemas que abordan. Si tenemos miedo que los cambios y las adaptaciones sean una desobediencia, tenemos que examinarlas a través de la lente de la ley moral y, si el cambio se basa en el amor y todavía no lo aprobamos, sólo estamos entendiéndolas desde lo legal, no fielmente.
El legalismo nos desespera. Tratemos como tratemos, no podemos ganarnos nuestro camino al cielo a través de la obediencia porque nunca seremos lo suficientemente perfectos. Al tratar de hacernos correctos ante Dios, nos volvemos más rígidos, desconfiamos de los cambios en la Iglesia y no podemos ver dónde y cómo la Iglesia sí permite adaptaciones.
Tener fe significa obedecer incluso antes de entender por qué debemos obedecer, siempre pidiendo al Espíritu Santo que nos dé comprensión. Para cumplir fielmente la ley debemos mantener nuestros ojos en Jesús, porque él nos mostró, con su ejemplo, cómo ser verdaderamente obedientes.
© Terry Modica, Good News Ministries
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