¿Por qué Dios es lento para hacer justicia?

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

Verdadera justicia es no aceptar el mal


“Jesús les contó a sus discípulos una parábola sobre la necesidad de orar siempre, sin cansarse.” (Lucas 18,1)


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Sábado de la 32da. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 16, 2024

Lecturas de hoy:

3 Juan 5-8
Salmo 111, 1-6
Lucas 18, 1-8
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/111624.cfm

¿Por qué Dios es lento para hacer justicia?

En la parábola sobre la viuda que insistió al juez indiferente, hasta que finalmente accedió a sus deseos, Jesús nos pregunta: “¿No hará Dios (el Juez que sí se preocupa) justicia a sus elegidos que claman a él día y noche?” Es una pregunta diseñada para hacernos decir: “¡Oh, claro, por supuesto que lo hará!”

“¿Será lento para responder?” continúa él. Y luego, en caso de que no lo entendamos, dice: “Les aseguro que se asegurará de que se haga justicia rápidamente.”

Recuerda, esta es una parábola sobre la necesidad de orar siempre, sin cansarse. Piensa en esto: si Dios fuera rápido cuando le pedimos que haga justicia, no habría necesidad de seguir orando, ¿verdad? ¡Esto luce como una contradicción!

He sufrido más de una injusticia y, en cada situación, corrí hacia Dios. Y en la mayoría de los casos, todavía estoy esperando justicia. ¿Qué pasa con eso? ¿Por qué tarda en responder? ¿Acaso no lo he insistido lo suficiente? Probablemente tú también te has encontrado con el mismo dilema. ¿Tengo razón?

La clave para comprender qué nos está enseñando Jesús aquí, es separar — en nuestras mentes y esperanzas — la justicia de Dios de la idea de justicia del mundo. Por ejemplo, bajo el disfraz de “justicia”, hay mucha presión social injusta para aceptar el mal como bien y el bien como mal. Una presión evidente es aceptar la actividad homosexual y el transgenderismo como algo normal, saludable y bueno. Bajo el disfraz de “justicia”, no se nos permite investigar estas cuestiones ni considerar la posibilidad de consecuencias perjudiciales, y a los terapeutas no se les permite ayudar a los pacientes a sanar de eventos traumáticos que podrían haber influido en sus decisiones sexuales — ¡qué injusticia! Mientras tanto, nosotros, que seguimos a Cristo y nos negamos a hacer compromisos morales, somos acusados de ser los injustos.

Mi punto es: necesitamos tener cuidado cómo definimos “justicia”. Existen muchas falsificaciones de la verdadera justicia que buscan ganarse nuestra aceptación. La venganza es una de ellas. También lo es el sentido del derecho (como en: “dame, dame, dame, y dámelo gratis, porque lo merezco solo por pedirlo, sin trabajar para ello”). Seguro que puedes pensar en varias más.

En el mundo de hoy, todos necesitamos examinar nuestras conciencias buscando las formas en que hemos hecho lugar a estas falsificaciones.

Dios siempre es lento para hacer justicia en estas situaciones porque espera que los pecadores se vuelvan a él arrepintiéndose y purificándose antes de que sea demasiado tarde.

Dios es el autor de la justicia santa. La justicia santa es lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz: aceptó un castigo injusto porque nos ama mucho, justificando así a los pecadores arrepentidos, para que podamos ir al cielo.

Nuestro “día del juicio final” es cuando nos encontramos cara a cara con Jesús al dejar este mundo. ¿Encontrará fe en nosotros? Si queremos justicia — la versión de justicia de Dios — no debemos aceptar ninguna imitación.

© 2024 por Terry A. Modica

Para leer más sobre este tema, mira nuestro PalabrasVivas: “Qué está diciendo Dios en este tiempo de maldad?”

Dios no retendrá su justicia para siempre. Los demonios saben que Dios pronto hará algo tremendo para traer su justicia al mundo, y por eso están desesperados por causar tanto daño como puedan. Han intensificado sus esfuerzos para llevar al infierno a tantas almas como les sea posible antes de que Cristo intervenga.

Para los seguidores de Cristo llenos de fe, esta es una buena noticia. Cuanto peor se vuelve un mal, mayores son las bendiciones. Nada sucede que Dios no haya permitido, sin importar cuán terrible o perturbador sea, porque Él sabe que es la mejor (o quizás la única) manera de convertir corazones obstinados hacia Cristo y llevar más almas al cielo. Dios sigue y siempre seguirá estando al mando.

Lee https://buenasnuevascatolicas.org/diciendo-dios-tiempos-maldad/

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