Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
El matrimonio está destinado a ser el reflejo de la unión entre Cristo y su amada Iglesia.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Jueves de la 34ta. Semana del Tiempo Ordinario
Noviembre 28, 2024
Oración para hoy:
Te doy gracias Señor, porque Tú me hablas al corazón y me revelas tu palabra. Dame la gracia de perseverar en la fe y en la caridad, hasta tu venida triunfal. Amén.
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Lecturas de hoy:
Apocalipsis 18, 1-2.21-23; 19 ,1-3.9a
Salmo 100 (99), 1b-5 (con Ap 19, 9a)
Lucas 21,20-28
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/112422.cfm
¡Disfruta el banquete de bodas!
¿Cuál es tu Babilonia? Lee la primera lectura del día de hoy y piensa en Babilonia como algo adentro tuyo que necesita ser echado al mar. El egoísmo es un ejemplo, o cualquier pecado que aún no has superado. Imagina que es una enorme piedra de molino. Este es un lugar que los demonios frecuentan, una jaula para cada espíritu inmundo, una prisión que ha encerrado una parte de tu vida y que le está prohibiendo a Dios tocarte y sanarte.
Si deseas vencerlo, un ángel con gran autoridad lo levanta y lo tira como una piedrita al mar. Se hunde rápidamente en las oscuras profundidades donde ya no lo podrás ver. Ni siquiera Dios lo puede ver, porque lo único que está mirando es a Jesús a través de ti. Estás brillando con la bondad que has recibido de Jesús durante tu bautismo. Dios está total y absolutamente enamorado de ti.
Esto es lo que sucede en el Sacramento de la Reconciliación.
“Bienaventurados los que son llamados al banquete del Cordero”. En el lenguaje simbólico del libro del Apocalipsis, el Cordero es Cristo y el día de la boda es el comienzo del Reino de Dios. Cada vez que pedimos perdón por nuestros pecados con un deseo sincero de cambiar, renovamos los votos de nuestro día de bodas. El reino de Dios comienza nuevamente en nuestras vidas, ¡pero ahora más plenamente que nunca!
Esto es también lo que ocurre en el Sacramento de la Eucaristía si examinamos con sinceridad nuestras consciencias antes de la misa y deseamos ser santos en Cristo. La liturgia entera es una fiesta de bodas. Al principio de la celebración, nos ponemos el vestido blanco durante el Rito Penitencial. Luego como novia de Cristo caminamos por el pasillo para convertirnos en uno con nuestro Señor en la Sagrada Comunión. Durante la bendición final, salimos de la iglesia para mostrarle nuestro esposo al mundo.
Esto es también lo que ocurre en el Sacramento del Matrimonio.
Cuando las parejas viven juntas antes de casarse o se casan sin el sacramento, realmente no entienden la Sagrada Comunión que le están negando a su relación. Las bodas están destinadas a reflejar la Gran Fiesta de Bodas del Cordero, y los matrimonios están destinados a ser reflejos de la unión entre Cristo y su amada Iglesia.
Cuando las parejas que están sacramentalmente unidas van a misa juntas, su compromiso se revitaliza, el banquete de la Eucaristía sana divisiones y les da el poder para amarse el uno al otro aún en las circunstancias más difíciles, y son enviados con una bendición final para mostrarle al mundo cómo es el amor eterno de Cristo.
Sin tener en cuenta si eres casado o soltero, divorciado o viudo, sacerdote o religioso, Jesús está total y absolutamente enamorado de ti. ¡Él quiere disfrutar de una total comunión contigo! Haz lo que sea necesario para entrar plenamente en esta unión.
© Terry A. Modica, Good News Ministries
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