Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Entramos al Reino de los Cielos, escuchando las palabras de Jesús y obrando de acuerdo a ellas.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Jueves de la 1ra. Semana de Adviento
Diciembre 5, 2024
Oración para hoy:
Señor: que en medio de las pruebas, recuerde siempre tus promesas de salvación. Que mis palabras y mis obras sean el fruto de una vida de fe totalmente cimentada en ti. Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.
Lecturas de hoy:
Isaías 26, 1-6
Salmo 117, 1. 8-9. 19-21. 25-27
Mateo 7, 21. 24-27
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/120524.cfm
¿La obediencia nos llevará al cielo?
La lectura del Evangelio de hoy responde la pregunta: “¿puede una persona perder su salvación?” Muchos protestantes creen en la teología de “una vez salvo siempre salvo” y que el cielo está siempre garantizado en el día de la conversión cuando una persona dice sí a la muerte redentora y resurrección de Jesús.
La enseñanza Católica, sin embargo, reconoce que una conversión podría no ser sincera o completa, y que los pecados deliberados y terribles llevarían a un pecador no arrepentido lejos de Cristo para siempre (llamamos a tales pecados “mortales”, porque matan el alma).
Sabiendo que esto puede suceder, muchos buenos católicos temen que algún día podrían optar por alejarse de Cristo. Esto lleva a algunos a ser muy escrupulosos en el cumplimiento de cada ley, regla y norma de la Iglesia, como si fueran una póliza de seguro.
La salvación es más que saber quién es Jesús. Muchos saben quién es sin tener fe en él. Él es más que un quién. Los demonios saben quién es y obedecen sus mandamientos. La sola obediencia por sí sola no llevará a nadie al cielo.
Jesús es más que una autoridad que debemos obedecer. Conocer a Jesús es saber todo lo relacionado con él (su propósito, su amor y su vida). La salvación es poner nuestra fe en esto hasta tal punto que queramos seguirlo, haciendo lo que él hace, cambiando el mundo a nuestro alrededor, durante todo el camino al cielo.
Podemos creer en Jesús y, sin embargo, permanecer en la oscuridad del pecado y la muerte eterna. Para tener fe en Jesús, debemos no sólo creer que él es Dios. No sólo debemos creer que él es el Salvador. Debemos también creer en todo – oh sí, ¡todo! – lo que él enseñó de palabra y de obra.
Entramos en el Reino de los cielos por escuchar sus palabras y actuar en consecuencia. La salvación es más que una declaración de fe. Es más que ir a misa y recitar el credo (“Creo en…”). Es la fe en acción. Actuamos como Jesús actuó y hacemos lo que Jesús hizo, porque lo amamos tanto que queremos que otros también lo amen.
Esta escritura termina el Sermón del Monte, que comenzó con el capítulo quinto de Mateo. Lee este sermón entero como un examen de conciencia. ¿Qué tan bien te estás comportando como Cristo con los que te rodean? Dejamos que nuestra fe brille, por ejemplo, cuando amamos a nuestros enemigos, y cuando perdonamos a otros como él nos perdona y, como dijo anteriormente en este sermón, cuando hacemos más de lo que se pide de nosotros, caminando la milla extra – no porque nos dijo, sino porque realmente nos importa.
La obediencia es meramente el mínimo. Para ser heraldos de la esperanza y llamas de la luz que Cristo trae al mundo, tenemos que abrazar la forma en que él entrega esa esperanza y luz. Yendo la milla extra es la forma en que vamos a la Cruz con él. Y mientras que la Cruz se ve como la antítesis de la Navidad, es un sacrificio que abre la puerta de la esperanza en los corazones de los demás.
La fe es lo que motiva a hacer algo más que el mínimo. Si tenemos fe en Cristo, amamos como él ama y por lo tanto no podemos evitar desear hacer más por los demás. Allí está la garantía del cielo: si amamos a los demás en él y a través de él, por supuesto tendremos la vida eterna con él.
© Terry A. Modica, Good News Ministries
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