Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Con la misma intensidad con que amamos a los demás, amamos a Dios.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Jueves después de Epifanía
Enero 9, 2025
Oración para hoy:
Padre amado: te pido que tu amor, produzca en mí fidelidad y que mi fidelidad a ti, sea derramada en verdadero amor hacia los demás. Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.
Lecturas de hoy:
1 Juan 4, 19 — 5, 4
Salmo 71, 2.14.15.17
Lucas 4, 14-22
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010925.cfm
Amando a los desagradables
Imagina que estás muriendo justo ahora. Te estás acercando a la puerta entre la tierra y el cielo, y Jesús viene a recibirte, pero su apariencia es igual a la de la persona que más te desagrada: ese ex cónyuge o sacerdote escandaloso, o el patrón que te despidió o _____. ¿Correrías hacia él o lejos de él? ¿Podrías abrazarlo, o mejor le golpearías en la nariz?
En la primera lectura de hoy, leemos que quien dice amar a Dios mientras odia a los demás es un mentiroso. Si no podemos amar a alguien que es tangiblemente presente para nosotros, ¿cómo podemos amar a Jesús que es invisible? Y si no amamos a cada hijo del Padre que aprecia a todas sus creaturas, ¿cómo podemos sentir su amor por nosotros, especialmente cuando tenemos baja autoestima?
Pensar que podemos amar a Dios pero no a ese imbécil que nos lastimó tan mal, es un error de concepto. Con la misma intensidad con que amamos a los demás, amamos a Dios, porque lo que hacemos a los demás se lo estamos haciendo a nuestro Padre que los creó y a nuestro Salvador que murió por ellos.
El amor es como el agua en el grifo de la cocina. Cuando la canilla está cerrada y pones tu mano en la llave, no puedes sentir el agua dentro de ella, aunque está allí, lista para ser liberada. Abre la canilla para hacer salir el agua, y ahora, tu mano en la llave puede sentir la vibración del agua al correr. El amor de Dios está siempre dentro nuestro, pero no podemos sentirlo a menos que lo dejemos correr hacia los demás.
Amar a los desagradables no significa quedarse cerca de aquellos que se abusan de nosotros, pero si estamos cerca de Dios, nos preocupamos por ellos como él lo hace. Amar a los desagradables significa preocuparse por sus almas eternas. Significa perdonarlos y seguir adelante en vez de quedarnos atascados en nuestro odio, mientras esperamos que se arrepientan. Significa orar por ellos, no sólo pedir a Dios que los cambie para que nuestras vidas sean más fáciles, sino para que penetren más profundamente en el amor de Dios por su propio beneficio.
Amar a los desagradables requiere que fijemos nuestra mirada en Jesús, porque confiamos en que Dios sacará algo bueno de todo. Significa responder a su maldad con la bondad de Dios, mientras mantenemos límites de amor saludables.
Cuando amamos a los desagradables, Jesús nos conforta con palabras de la lectura del Evangelio de hoy: “¡El Espíritu del Señor está sobre mí, y lo comparto contigo, mi precioso amigo! El Padre me ha ungido para traerte buenas noticias, para proclamarte la libertad en tu cautividad, para darte luz cuando los problemas te ciegan, y para liberarte de la miseria causada por el mal.”
Cuando amamos a los desagradables, nuestro gozo no proviene de ver a los otros cambiar. Nuestra alegría viene de conocer el amor profundo y constante de Dios, mientras recibimos su abrazo cálido y reconfortante.
© Terry A. Modica, Good News Ministries
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