Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“¡Señor, déjame presenciar Tu venganza sobre aquellos que han tramado planes contra mí, porque a ti yo he encomendado mi causa!” (Jeremías 11, 20)
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Sábado de la 4ta. Semana de Cuaresma
Abril 5, 2025
Lecturas de hoy:
Jeremías 11, 18-20
Salmo 7, 2-3.9-12
Juan 7, 40-53
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/040525.cfm
¿Cómo es la venganza santa?
Siempre que nos sintamos incomprendidos o falsamente acusados, podemos encontrar consuelo en saber que Jesús sufrió el mismo maltrato, como vemos en la lectura del Evangelio de hoy (y que fue prefigurado en la primera lectura). El consuelo llega cuando le damos gracias a Cristo por los dolores que sufrió por nosotros y luego le ofrecemos nuestros propios dolores como un regalo de solidaridad con su misión.
Esto no hace que nuestro sufrimiento sea más fácil. Nuestros dolores no flotan mágicamente alejándose de nosotros rumbo hacia Jesús en el cielo, aunque seguro que me gustaría que lo hicieran. Pero, incluso en medio de la queja a Dios Padre por lo que estamos soportando, nos sentamos sobre su falda reconfortante, sostenidos con seguridad por sus brazos amorosos, mientras la Bienaventurada Madre nos arropa con su manto de preocupación.
Recuerda, Jesús sufrió para que pudiéramos ser sanados donde más importa. Esa fue su misión. Él sufrió para rescatarnos de la destrucción de nuestros pecados y darnos acceso a la vida eterna con nuestro Padre. Soportó el rechazo y las falsas acusaciones para que tú y yo pudiéramos disfrutar de los beneficios del cielo, incluso mientras aún estamos en la tierra.
Nuestros sufrimientos no deben desperdiciarse en la autocompasión. Más bien, al ofrecerlos a Jesús como un regalo de solidaridad, descubrimos el significado y el valor de nuestras cruces.
En el Salmo Responsorial de hoy, oramos: “¡Dios, en ti me refugio!” Clamamos por justicia cuando somos rechazados y acusados falsamente. Como dice el versículo final de la primera lectura: “¡Déjame presenciar tu venganza sobre ellos, porque a ti he encomendado mi causa!”
¿Qué clase de venganza es esta? ¿No dice Jesús que debemos hacer el bien a nuestros enemigos? Claro que lo hizo y, al mismo tiempo, cumplió el clamor de venganza. La venganza de Dios no es revancha para quedar empatados, ni para deleitarse en ver que nuestros enemigos finalmente obtienen lo que merecen.
La venganza de Dios es un acto de amor; funciona así:
“La elección es tuya. Te ofrezco salvación. Te ofrezco esperanza, amor y libertad frente a todas las miserias causadas por tu propio pecado. Déjame rescatarte, pero si continúas rechazando mi ofrecimiento, continuarás sufriendo por tus maneras autodestructivas y esto podría conducirte a un sufrimiento eterno.”
Como seguidores de Cristo, vivimos en la verdadera fe al continuar su misión en el mundo de hoy. Al cumplir tu misión, serás perseguido. Serás incomprendido. Serás rechazado. Pero al imitar a Cristo cada vez que esto suceda, tu fe crecerá. Y si el maltrato continúa a pesar de todos tus esfuerzos por llevar la paz y la sanación de Cristo a la relación, verás la venganza de Dios. Se ve así:
Tu mensaje para aquellos que te maltratan es: “La elección es tuya.” Con tus acciones, al alejarte de su pecado y volverte hacia Jesús, dirás: “Me alejaré de tus abusos, pero seguiré amándote y preocupándome por ti. Oraré por tu salvación. Seré como Jesús para ti, para que veas al Dios que puede rescatarte de tus pecados. Y los dolores que me causas los uniré a los sufrimientos que Jesús soportó por ti. Lo que hagas con este regalo depende de ti.”
© por Terry A. Modica, Good News Ministries
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