Josefa: Medita un momento en el martirio de Mi extremadamente tierno y cariñoso Corazón al encontrar que Barrabás fue preferido a Mí y cómo, al verme así despreciado, me sentí quebrado por los gritos de la muchedumbre urgiendo Mi muerte. Camino al Calvario.
San Alfonso: Pilato entrega al Cordero inocente en las manos de esos lobos … Estos ministros de Satanás se apoderan de Él ferozmente … Dice San Ambrosio: “Ellos le pusieron Su ropa, para que Él pudiera ser reconocido por todos ; ya que, como su rostro estaba todo sangriento y desfigurado, no habría sido fácil para todos el reconocerlo”.
Tanta sangre perdió Él y tan agotado por Sus tormentos … apenas puede sostenerse. Contémplenlo todo lacerado…Mírenlo mientras Él avanza, con la mitad del Cuerpo doblado, con las rodillas temblorosas, goteando Sangre; y lo doloroso que es para Él caminar, que a cada paso parece que va a morir.
Si Dios, entonces, oh mi Jesús, te cargó con todos los pecados de los hombres
— “El Señor puso sobre él las iniquidades de todos nosotros” (Isaías 53:60) —
con mis propios pecados, sumados al peso de la Cruz
que cargaste hasta el Calvario.
Dr. Buckley: Presenta en la espalda … dos áreas de abrasión ubicadas sobre los hombros. Estos son causados por un objeto pesado apoyado a través de la espalda.
Monseñor Ricci: Imagina una viga, que en la época de Poncio Pilato, era puesta a sobre los hombros y atada con una cuerda. Las marcas de esta viga pueden verse en el área izquierda y superior derecha de los hombros. Las laceraciones de lo latigazos se extendieron bajo el peso de la viga.
Josefa: Cansado me arrastré hacia adelante … Tan grande fue Mi agotamiento y tan pesada la Cruz que caí en el camino … Observa cómo me levantaron, toscamente, los soldados inhumanos y me pusieron sobre Mis pies una vez más… uno me agarró de un brazo, otro de mi vestidura que se adheria a Mis heridas abiertas … un tercero me agarró por el cuello … y otro por el pelo. Algunos descargaron golpes sobre Mí con sus puños cerrados y otros, brutalmente, patearon Mi Cuerpo postrado … La Cruz, que cayó sobre Mí, Me aplastó con su peso. Mi cara, quebrada y desgarrada, mezclaba la sangre con el polvo del camino, cegándome los ojos y adhiriéndose a Mi rostro sagrado. ¡Me convertí en la más vil y despreciable de todas las criaturas!
Dr. Buckley: En la mejilla derecha hay una hinchazón que ha resultado en el cierre parcial del ojo derecho. También hay un área en la nariz donde hay una separación y posible fractura del cartílago nasal. En la punta de la nariz hay una pequeña abrasión, posiblemente como resultado de una caída donde la nariz entró en contacto con un objeto duro.
Monseñor Ricci: Su caída fue inevitable … Las consecuencias son muy claras en el Sudario … La rodilla de la pierna izquierda tiene una laceración y una contusión bastante malas. Es evidente que la pierna izquierda se dobló y golpeó contra las piedras.
San Alfonso: ¿Por qué en el viaje…los judíos tomaron la Cruz de Sus hombros y se la dieron al Cireneo para llevarla? … Como el bienaventurado Denis, el Cartusiano dice: “Temían que Él muriera en el camino”, al ver que nuestro Señor, después de la flagelación, había perdido tanta Sangre y que estaba tan agotado y sin fuerzas que apenas podía soportar más.
¡Ah, mi Señor, grande es mi felicidad al comprender
cuánto me has amado…
Pero qué grande es mi tristeza al pensar
que he ofendido a un Dios tan bueno!
Josefa: Miró a Simón llevando (la Cruz) detrás de Mí y consideró dos cosas: aunque era un hombre de buena voluntad, sin embargo, era un mercenario y, si llevaba mi cruz, era por el pago. Así que cuando empezó a cansarse, permitió que yo soportara el peso cada vez más sobre Mí y así es como caí dos veces …
Casi hemos llegado al Calvario. La muchedumbre se está excitando mientras me arrasto con la mayor dificultad y, pronto, agotado por la fatiga, caigo por tercera vez.
Con mi primera caída obtuve, para los pecadores arraigados en el mal, la gracia de la conversión… con mi segunda caída, el aliento para esas almas débiles cegadas por la tristeza y la ansiedad, para que levantándose pudieran comenzar de nuevo en el camino de la virtud. Mi tercera caída ayudará a las almas a arrepentirse en la hora suprema de la muerte.
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Compilado y © 1993 por Terry A. Modica
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