Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
Ser consumido sin ser destruido es posible, sólo si recibimos de Jesús lo que los demás no pueden darnos.
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
20mo. Domingo del Tiempo Ordinario
Agosto 18, 2024
Oración para hoy:
Mi Señor Jesús: te pido que jamás pierda de vista el tesoro que nos has dejado en tu Cuerpo y tu Sangre. Que a lo largo de mi vida, en el gozo y en la prueba, te elija siempre como mi verdadero alimento. Amén.
¡MEJORA TU DÍA!
Poderosas oraciones católicas con la reflexión diaria están disponibles en nuestro canal de YouTube en español.
Lecturas de hoy:
Proverbios 9, 1-6
Salmo 33, 2-7
Efesios 5, 15-20
Juan 6, 51-58
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081824.cfm
Ser consumidos sin ser destruidos
En la lectura del Evangelio de este domingo, escuchamos el Gran Mandamiento Eucarístico. Dice Jesús: “Quien se alimenta de Mí tendrá vida gracias a Mí.” ¿Qué tipo de vida? ¿Cuál es la diferencia entre tener su vida y la vida actual con que naciste?
Jesús nos da su cuerpo y sangre en cada Misa para que nosotros le podamos consumir en su totalidad — toda su humanidad y toda su divinidad. Él quiere que seamos nutridos abundantemente por su amor. Él quiere que recibamos su fuerza cuando soportamos pruebas, su sanación cuando sufrimos heridas, y sobre todo, su vida, no sólo cuando vayamos al cielo, sino aquí y ahora en la Tierra.
Consumir a Jesús debería hacernos más parecidos a Él. Si realmente creemos que la Eucaristía es el Cuerpo y la Sangre de Jesús, nuestro Salvador, entonces ¿por qué habríamos de irnos de la Misa sin haber sido transformados?
Al participar conscientemente en el Rito Penitencial al comienzo de la Misa, escuchar activamente las lecturas de la Palabra de Dios, orar sinceramente con el sacerdote, y confiar en el poder de Dios cuando decimos: “Señor, no soy digno… pero una palabra tuya bastará para sanarme “, y luego consumir la Eucaristía con humildad y respeto, nos hacemos uno con su cuerpo y sangre.
Ahora nosotros también somos su cuerpo y sangre en la Tierra, listos para que otros nos consuman, o para decirlo con más precisión, dándoles la oportunidad de ser alimentados por la Verdadera Presencia de Jesús en nosotros.
Cuando damos amor a los demás, ellos reciben el amor de Dios. Cuando no logran devolver ese amor, ¡estamos siendo consumidos! Estamos dando más de lo que recibimos. Del mismo modo, cuando damos de nuestro tiempo y talentos por el Reino de Dios sin recibir pago o recompensa, estamos siendo Eucaristía. Somos uno, en cuerpo y sangre, con Jesús.
Ser consumido sin ser destruido es posible, sólo si recibimos de Jesús lo que otros no logran darnos. Esta es la razón por la cual la celebración Eucarística de la Misa es nuestro verdadero alimento. Tiene que ser la fuente y el culmen de nuestras vidas.
Preguntas para la Reflexión Personal:
¿Qué tan similar a Jesús eres? ¿Qué necesitas consumir más de la personalidad de Dios, para llegar a ser más como Él? ¡Pídelo cada vez que vayas a Misa!
Preguntas para Compartir la Fe en Comunidad:
Comparte una anécdota en la que diste más que lo que recibiste. ¿Cómo fue esto a la manera de Cristo? ¿Por qué significa que fuiste Eucaristía para los demás? ¿Cómo es que recibir a Jesús en la Misa nos llena de tal modo que podamos seguir dando sin agotarnos?
© por Terry A. Modica
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