Consagra el Nuevo Año a la Madre Bendita

¡FELIZ AÑO NUEVO!

En este día santo, que incluye la obligación de celebrar Misa porque es tan importante como un Domingo, oro para que tengas un año centrado en Jesús en el cual tu fe incremente tu gozo y recibas su amor sanador y el don de la fortaleza valiente para que puedas tener éxito en cada dificultad.

Hoy consagremos el nuevo año a la Madre de Cristo, a su protección y ayuda, pidiendo a Dios que este sea un año de muchas bendiciones.

En la primera lectura hoy, Dios enseña a Moisés cómo pasar las bendiciones sobre los demás. El Salmo responsorial de hoy incluye un pedido para que Dios nos bendiga. La segunda lectura describe la mayor bendición que hemos recibido: nuestra adopción por parte de Dios Padre. Como sus hijos, heredamos todo lo que le pertenece a él. Nos ha dado la vida eterna y cada bendición bajo los cielos y en el cielo.

Las bendiciones vienen a nosotros todo el tiempo. Cada respiración y cada latido del corazón son una bendición de vida. Pero, ¿te gustaría ser sorprendido por sus bendiciones, como la gente de la lectura del Evangelio de hoy, que escuchó el testimonio de los pastores?

Tal asombro es la admiración que sentimos cuando reconocemos la presencia de Jesús y somos verdaderamente conscientes de lo que está pasando. Somos bendecidos cuando vemos, oímos o sentimos algo que es Jesús, o que viene de Jesús o que se revela a nosotros. Por lo tanto, somos incluso bendecidos en situaciones que parecen maldiciones, porque él está ahí, guiándonos a través de ellas.

Para crecer más fuertes en la fe, tenemos que ser más consciente de nuestras bendiciones. Esto requiere mantener nuestros ojos en Jesús. Ciertamente, esto es difícil de hacer, pero es posible con esfuerzo decisivo y con la ayuda del Espíritu Santo. Mira más allá de los problemas: ¡ahí está el Jesús victorioso! Mira más allá de tus reacciones emocionales a las dificultades: ¡ahí está la paz de Cristo! Mira más allá de la persona que peca contra ti: ¡ahí está Jesús confortándote!

Asómbrate por el hecho de que Jesús está siempre allí y que todo lo bueno que haces es una bendición de Jesús y para Jesús. En las dificultades, vencemos el mal haciendo el bien a los demás con Jesús, lo cual es también una bendición para Jesús. En esto, nos damos cuenta de las bendiciones del amor, compasión y victoria de Dios. Y también encontraremos otras bendiciones.

La próxima vez que alguien sea incapaz de ser bueno contigo, no lo esperes nada más de él o ella y busca a Jesús para darte lo que necesitas. A medida que vayas mejorando en reconocerlo, serás más consciente de sus bendiciones, incluso durante el fragor del juicio, y tu fe crecerá más fuerte.

En cada situación, mantén tus ojos en Jesús para ver su mano extendida hacia ti, para bendecirte.

Aprendamos de María. Ella observaba todo lo que pasaba y reflexionaba en ello para ver lo que Dios haría. Cuando María miró a los pastores, ¿acaso vio desaliñados, apestosos y despeinados desconocidos irrumpiendo? Por supuesto que no. Mira la gente desaliñada en tu propia vida. ¿Cuántas bendiciones ves?

¡Que tu Nuevo Año esté lleno de bendiciones y que estés plenamente consciente de ellas!

Preguntas para la Reflexión Personal:
Cuenta tus bendiciones. Haz una lista de todo lo bueno en tu vida, incluyendo bendiciones pasadas que te traen recuerdos cálidos y felices. El Señor ha hecho grandes cosas por ti. ¿Cómo te reafirma eso hoy?

Preguntas para Compartir la Fe en Comunidad:
¿Qué harás este año para ser más consciente de las bendiciones de Dios? ¿De qué formas María te ha revelado a Jesús?

Para reflexionar más sobre este tema, usa nuestra oración: “Consagración a María, Vencedora de Satanás” en gnm-es.org/sobre-nosotros/7-warriors-of-the-cross/consagracion-a-maria-vencedora-de-satanas/