Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Tú y yo somos santos inacabados, pero la santidad está en nuestro ADN.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Fiesta de Santos Simón y Judas, Apóstoles
Octubre 28, 2022
Oración para hoy:
Tú, Señor, nos has llamado a sanar heridas y a levantar al caído con tu poder. Danos la gracia de ser arriesgados y dóciles a tu llamado. Amén.
Lecturas de hoy:
Efesios 2:19-22
Salmo 19:2-5
Lucas 6:12-16
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/102823.cfm
La santidad está en nuestro ADN
Tú y yo somos hermanos y hermanas, miembros de la misma familia. Pertenecemos a una familia creciente que incluye a todos los Santos en el cielo, así como a los santos inacabados que todavía viven en la tierra. En la primera lectura hoy, San Pablo dice que formamos un edificio (la Iglesia), que tiene como fundamento a los apóstoles y profetas. La piedra angular es Jesús y nos sostiene a todos.
En la lectura del Evangelio de hoy, vemos a Jesús discerniendo entre sus discípulos cuáles deberían ser capacitados como futuros líderes de la Iglesia. Hoy celebramos la santidad de dos de ellos: Simón, que fue llamado el Zelote porque estaba celoso de obedecer tanto la ley judía y la ley Cananea, y Judas el hijo de Santiago y pariente de Jesús.
Judas es nuestro hermano en situaciones desesperadas; en su carta del Nuevo Testamento hizo hincapié en que debemos perseverar en las dificultades. Sin embargo, Judas le dijo a Jesús en la última cena que se debería mostrar a todo el mundo después de su resurrección (cf. Jn 14, 22). ¡Cuánto más fácil habría sido la labor de los apóstoles si Jesús hubiera hecho apariciones públicas después de haber conquistado la muerte!
Piensa en alguien por quien has estado orando, alguien que has estado tratando de convencer de venir a la Misa, o que se niega a arrepentirse de una conducta pecaminosa. ¿No sería genial si Jesús se les apareciera y les hablara directamente? ¡Cuánto más fácil sería tu ministerio con ellos! San Judas sabe cómo ayudarnos a perseverar en las dificultades que surgen de preocuparse y evangelizar.
Simón es el hermano de quienes encuentran seguridad en la observancia legalista de la Iglesia y de las leyes civiles. Su santidad se incrementó cuando aprendió de Jesús que la ley más alta es la Ley del Amor. Al escuchar a Jesús y observar su comportamiento, se amplió su comprensión de la obediencia. Cuando olvidamos que todas las leyes de la Iglesia se hicieron para beneficiarnos, no para esclavizarnos, San Simón sabe cómo ayudarnos a poner nuestras prioridades en orden.
Los santos en el cielo están disponibles para ayudarnos en nuestra vida terrenal, porque pertenecemos a la misma familia, unida y animada por Jesús. Jesús es la sangre que fluye a través del árbol familiar. El Cardenal José Saraiva Martins, que se desempeñó como prefecto de la Congregación para las Causas de Canonización entre 1998 y 2008, dijo: “La Santidad… pertenece a la naturaleza misma de la Iglesia, a su ADN.”
En otras palabras, todos tenemos la santidad en nuestro ADN. Sólo unos pocos son llamados a esa santidad heroica por la que son canonizados como ejemplos de santidad; sin embargo, según las Escrituras, santo es cualquier persona que sea miembro de la familia de Dios.
Sí, eso significa que tú también eres santo. Fuiste hecho santo por el Espíritu Santo cuando te bautizaron. Tú y yo somos santos inacabados, pero la santidad está en nuestro ADN: crecemos más y más en nuestra verdadera naturaleza a medida que aprendemos a vivir conforme a nuestra semejanza bautismal del Padre Divino.
© 2023 por Terry A. Modica
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