Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Dios siempre está tratando de lograr nuevos crecimientos en nosotros y hace todo lo posible para ayudarnos.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Miércoles de la 16ta. Semana del Tiempo Ordinario
Memorial de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Bienaventurada Virgen María
Julio 26, 2023
Oración para hoy:
Señor: dame la gracia de ser fiel a tu palabra y recibirla siempre con humildad. Que ella se haga carne en mí y produzca abundantes frutos de tu amor. Amén.
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Lecturas de hoy:
Éxodo 16, 1-5.9-15
Salmo 78 (77), 18-19.23-28
Mateo 13, 1-9
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/072623.cfm
Pasando las pruebas
En la lectura del Evangelio de hoy, comparemos los diferentes tipos de suelo con las pruebas que enfrentamos en nuestros viajes de fe. Al igual que el agricultor sembrando semillas, Dios siempre está tratando de producir un nuevo crecimiento en nosotros, y hace todo lo posible para ayudarnos a ser tierra más rica para que nuestras vidas produzcan una abundante cosecha para su reino. Pero el suelo rico es suelo fertilizado y tú sabes de qué está hecho el fertilizante. ¡Oh, qué mal huele!
Los fertilizantes naturales que afectan a los fanáticos proverbiales en nuestra vida cotidiana pueden enriquecer nuestro suelo. Por ejemplo, cuando estamos tan ocupados que no tomamos tiempo suficiente para sentarnos tranquilamente con el Señor y orar, la vida se hace más difícil. Las cosas van mal. Los contratiempos se topan con nosotros– o mejor dicho, tropezamos con percances porque no estamos prestando atención a las instrucciones de Dios. ¿Qué tan mal oliente se hace la vida antes de disminuir la velocidad y escuchar al Señor?
Cuando no nos tomamos el tiempo para humildemente escuchar, nuestros corazones endurecidos son como el camino que ha sido aplastado tan fuerte (por lo general por otras personas pisoteándonos) que las semillas se encuentran en la superficie como alimento de aves. La ayuda de Dios nunca tiene la oportunidad de echar raíces en nosotros.
Cuando pedimos ayuda a Dios, él no responde nuestras oraciones como un genio mágico. Espera a ver cuánto estamos dispuestos a confiar en él. Él quiere aumentar nuestra confianza, y la única manera para que eso suceda es que descubramos que confiar en él a pesar de los obstáculos y miedos y deseos personales realmente produce buenos resultados. Pero si nuestra fe es rocosa, pronto comenzamos a decirle a Dios cómo debe resolver nuestros problemas, ¡como si supiéramos mejor que él cuáles son las mejores soluciones! Este es el suelo rocoso en el que brotan las semillas de la fe y luego nuestra fe se marchita porque somos quemados por las pruebas de la vida.
A veces escuchamos lo que otros nos dicen en vez de confiar en la voz interior del Espíritu Santo. Si lo que escuchamos en oración no contradice las Escrituras y las enseñanzas de la Iglesia, debemos atrevernos a confiar en ello. Todos tenemos buenos consejeros entre nuestros amigos y familiares que no han oído lo que el Señor nos está diciendo; Su consejo mundano o mal informado es como espinas que ahogan la verdad. Nuestra tierra puede ser rica y fértil, pero si no confiamos en lo que Dios nos está diciendo, las semillas que nos dio no tendrán ninguna oportunidad de hacer ningún bien.
Esta es la lección que Dios enseñó en la primera lectura de hoy. Los israelitas tenían necesidad de comida mientras viajaban a través de su experiencia en el desierto. Ellos pidieron ayuda y Dios respondió a sus oraciones de una manera que les permitiera madurar en la fe: “Haré llover pan del cielo para ti. Recoge tu porción diaria, pero si acumulas más porque no confías en mí para seguir dándotela a diario, no estarás contento con las consecuencias”.
Todos tenemos experiencias de desierto. Pero no importa lo sombrío que parezca, la ayuda de Dios esta fácilmente disponible en la adecuada porción exacta y suficiente para nosotros en este momento. Sólo parece sombrío cuando no seguimos sus instrucciones o no nos volvemos hacia él y confiamos en él.
Para tener éxito como un suelo rico que produce buenos resultados, beneficiándonos de la abundancia de Dios, tenemos que someternos a su azadón, haciéndole que turne en virtud todo lo malo que nos sucede de manera que se pudra y se convierta en abono que nos nutre y fortalece en lo que nos convertimos.
Reflexiona más sobre este tema, usando nuestro podcast: “Cómo Fortalecer tu Fe” en https://buenasnuevascatolicas.org/camino5
© 2023 por Terry A. Modica
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