¡Guau! ¡Dios quiere glorificarte!

Reflexiones Diarias

Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.

por Terry Modica

Glorifica a Dios y él te glorificará


Hoy están haciendo este pacto con el Señor: Él será su Dios y ustedes irán por sus caminos. (De Deuteronomio 26, 16-19)


Reflexión de las Buenas Nuevas para:

Sábado de la 1ra. Semana de Cuaresma
Febrero 24, 2024

Lecturas de hoy:

Deuteronomio 26, 16-19
Salmo 119, 1-2.4-5.7-8
Mateo 5, 43-48
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/022424.cfm

¡Guau! ¡Dios quiere glorificarte!

¡Guau! ¡Dios quiere glorificarte! Imagina que Dios Padre está tan complacido contigo que está diciéndole a los ángeles cuán maravilloso eres. ¿Qué está diciendo? ¿Puedes imaginártelo?

La primera lectura de hoy dice: “Hoy están haciendo este acuerdo con el Señor: Él será su Dios y  ustedes andarán en sus caminos …”

La parte de Dios en este pacto es: “¡Entonces, yo los levantaré en gloria, renombre y esplendor!”

Nuestra parte del pacto es ser santos. Esto glorifica a Dios. Por tu santidad, estás alabándolo porque estás reconociendo que sus caminos son buenos.

Dios Padre, a su vez, te glorifica y alaba. ¡En serio! Está tan complacido contigo que está diciéndole a los ángeles y Santos en el cielo cuán maravilloso eres.

Cuando pecamos, violamos nuestro pacto. Rompemos nuestra relación con Dios. Es decir, nos corremos nosotros. La promesa siempre está allí porque Dios nunca deja de cumplir su parte del pacto.

Es fácil decir con nuestros labios que los caminos de Dios son buenos, pero cuando nuestras decisiones entran en conflicto con el pacto que Dios ha hecho con nosotros, nos lastimamos: sentimos dolor, agotamiento, preocupación, temor, soledad y falta de amor. Y lastimamos a los demás también.

Los caminos de Dios pueden ser dolorosos (por ejemplo, estoy sufriendo la pérdida inesperada de mi esposo). Sin embargo, debemos recordarnos: “¡Guau! ¡Dios quiere glorificarte!”

En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús nos dice que amemos a nuestros enemigos. Enemigo es todo aquel que nos es amoroso con nosotros. Duele dar amor cuando no somos amados. Pero esa es una forma diferente de dolor: es el dolor de la Cruz. Es unión con Cristo en la Cruz. En medio de este dolor, el Señor es nuestro Dios, y nuestra relación en el pacto con él se fortalece y bendice. Él nos glorifica.

¿No preferirías sufrir con Jesús y experimentar el gozo de su gloriosa resurrección, en lugar de sufrir por la autodestrucción de alejarte de él? El problema es: nuestra inclinación natural es evitar todo tipo de sufrimiento, y esta es, probablemente la raíz de los pecados de todos los cristianos llenos de fe.

Identifica los pecados con los que estás luchando. Luego pregúntale al Espíritu Santo: “¿De qué estoy tratando de protegerme cuando cometo este pecado?” Por ejemplo, cuando peco contra Dios al no creer en su palabra sobre la respuesta a nuestras oraciones, estoy tratando, instintivamente de protegerme contra la decepción. Una vez que sacamos a la luz las mentiras que interfieren con nuestra confianza en Dios, la santidad se torna mucho más fácil. ¡Guau! ¡Dios quiere glorificarte!

© 2024 por Terry A. Modica

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