Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“Podemos tener menos confianza pero no menos fe. La fe puede estar escondida pero ya está dentro de nosotros.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Lunes de la 3ra. Semana de Pascua
Abril 15, 2024
Oración para hoy:
Amado Jesús: dame la gracia de poder reaccionar cuando las cosas del mundo me lleven a apartar mi vista de ti y de tus caminos. Amén.
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Lecturas de hoy:
Hechos 6, 8-15
Salmo 118, 23-24.26-27.29-30
Juan 6, 22-29
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041524.cfm
¿Señales o Prodigios?
En la primera lectura de hoy, Esteban realizaba “grandes prodigios y señales”. ¿Hay alguna diferencia entre prodigio y señal? En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús desafía a sus seguidores porque ellos lo buscaron por los milagros maravillosos que realizó –prodigios que sólo llenaron sus necesidades y deseos temporales (terrenales).
Un prodigio es un milagro. Un signo apunta hacia Dios mientras viajamos por el camino de la vida hacia nuestro destino eterno.
¿Por qué hay menos milagros en estos días que en el primer siglo cristiano? ¿Es porque tenemos menos fe? No, porque la fe viene del Espíritu Santo como un don y no tenemos menos Espíritu Santo hoy que cualquier otra persona, porque el Espíritu de Dios no puede ser reducido. Es probable que tengamos menos confianza, pero no menos fe. La fe puede estar oculta, pero ya está en nosotros.
Existen muchos factores que contribuyen a tener pocos prodigios el día de hoy, pero me gustaría que nos enfocáramos en el qué y no en el por qué. Ya sea que recibamos los milagros que hemos pedido o no, Dios quiere que la experiencia nos ayude a confiar más en él porque eso afecta lo que es eterno en nosotros. Su mayor prioridad es la purificación de nuestras almas. ¿De qué sirve un milagro si no somos convertidos, en alguna manera, por él? A veces nos convertimos más fácilmente si no recibimos el milagro.
Los milagros son una parte normal de la vida cristiana. Si no, Jesús no hubiera manifestado signos y prodigios durante su ministerio, ni hubiera continuado haciéndolo a través de Esteban y los demás discípulos, pero los milagros son como el pan que multiplicó Jesús: “No trabajen por ese alimento que se acaba.” Cuando Jesús resucitó a Lázaro de la muerte, Lázaro, eventualmente, murió de nuevo. Cuando Jesús caminó sobre las aguas, llegó a la otra orilla y el milagro terminó. Cuando calmó la tormenta, llegó otro día con otra tormenta.
Los milagros son un bono, no la meta. Las señales son las que señalan la meta. La conversión es la meta. Profundizar nuestra intimidad con Dios es la meta. Mayor santidad en la vida diaria es la meta.
Mientras seguimos las señales, nos convertimos nosotros mismos en señales para los demás que apuntan a Cristo. Si necesitas un milagro ¿es tu actitud hacia el sufrimiento y la resistencia la que está señalando a los demás dónde está Cristo? Cuando nos mostramos más interesados en los prodigios de los dones temporales que en las señales de valor eterno, nos frustramos con Dios porque no está haciendo las cosas a nuestro modo. ¿Eres tú una señal que le dice a los demás que Dios nos ama siempre y que sabe lo que es mejor para nosotros — o eres tú una señal que dice que a él nada le importa?
¿Qué clase de señal quieres ser?
© 2024 por Terry A. Modica
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