Reflexiones de las Buenas Nuevas:
Haciendo que las escrituras sean significativas
para tu vida diaria.
por Terry Modica
“El Santísimo Cuerpo y Sangre de Jesucristo tienen el poder para “transubstanciarnos” a su semejanza.”
Reflexión de las Buenas Nuevas para:
Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Junio 2, 2024
Oración para hoy:
Tú Señor me precedes en todos mis caminos. Me has precedido en tu Pascua hacia la vida eterna. Que encuentre en la Eucaristía, el alimento para que mi fe se mantenga firme, hasta el reencuentro final contigo. Amén.
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Lecturas de hoy:
Éxodo 24, 3-8
Salmo 115, 12-13.15-18
Hebreos 9, 11-15
Marcos 14, 12-16.22-26
bible.usccb.org/es/bible/lecturas/060224.cfm
El Poder de la Eucaristía
Las lecturas de este domingo nos dicen de la Eucaristía: “la sangre de la alianza” y “la copa de la salvación”. ¿Qué significa la Eucaristía para ti?
Cristo vino a la tierra a servirnos como nuestro sumo sacerdote. Diferente de los sacerdotes judíos del Antiguo Testamento, que expiaban los pecados de la gente con la sangre de las cabras y becerros, Jesús perdonó nuestros pecados con su propia sangre. Él dijo: “Esta es mi sangre de la alianza derramada por muchos.” Esta es la nueva alianza. Con ella logró lo que ningún otro sacerdote pudo hacer: obtuvo la redención eterna para nosotros.
Sólo la sangre del mismo Dios pudo lograr esto, porque, más allá de cuán buenas sean nuestras intenciones y más allá de cuán santo pueda ser un sacerdote, todos caemos nuevamente en pecado una y otra vez. Sólo Jesús, el hombre perfectamente santo cuya divinidad conquistó la muerte, pudo abrir las puertas a la vida eterna.
Jesús pagó un precio muy alto por la expiación de nuestros pecados. ¿Qué pasa si vamos a Misa sin arrepentirnos de nuestros pecados? Sabemos que hemos hecho mal, sin embargo, nuestro deseo de evitar el duro trabajo y la humillación de cambiar, es mayor que nuestro deseo de dejar que Jesús nos transforme. Es mayor que nuestro deseo de disfrutar de todos los beneficios de la Eucaristía.
Recibir su cuerpo y sangre en la Eucaristía sin permitirle que expíe nuestros pecados, es despreciar y rechazar el precio terrible que pagó Jesús cuando murió por nosotros. Evitar su presencia en el Sacramento de la Confesión porque nos hace sentir incómodos, es altamente irrespetuoso hacia el sufrimiento que soportó por nosotros.
Si aceptamos la constante expiación que nos es dada en la Eucaristía, sin aceptar la necesidad de arrepentirnos de ningún pecado, estamos insultando a Jesús mientras nos negamos a nosotros mismos la oportunidad de permitirle que nos salve de ese pecado.
El Santísimo Cuerpo y Sangre de Jesucristo tiene el poder de “transubstanciarnos” en él. Siempre deberíamos irnos de Misa diferente a cómo llegamos. ¡Este es el plan de Dios! Su obra como nuestro sumo sacerdote aún no ha acabado.
Preguntas para la Reflexión Personal:
¿Qué pecados te han sido más difíciles de superar? ¿Por qué? ¿Quién o qué está reemplazando a Jesús como dios al que imitas? ¿Qué harás esta semana para darle a Jesús la oportunidad de salvarte de esos pecados?
Preguntas para Compartir la Fe en Comunidad:
¿Cómo aprendiste que el pan y el vino consagrados en Misa son verdaderamente el Cuerpo y Sangre reales de Cristo? ¿Qué te hace estar seguro de ello hoy? ¿Cómo afecta esto tu actitud acerca de tus pecados?
© 2024 por Terry A. Modica
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